Oro y bronce en el Mundial de 2022. |
Pero más que del mejor kilometrista, lo que queremos es
hablar del kilómetro, una prueba que Martínez define como “la más agónica.
No puedo decir lo que piensan los fondistas de sus pruebas, pero en el apartado
de velocidad, es la que más se sufre”. Una prueba en la que los
especialistas “nacen, no se hacen. El kilómetro, lo tienes o no lo tienes.
Los ‘mega top’, con su fuerza, pueden terminar adaptándose. Pero esa
combinación de arrancar lo más rápido que puedas y aguantar tres vueltas más
no está al alcance de todos”.
Como todas las pruebas ciclistas, el calentamiento, las
horas antes de la prueba en el velódromo son fundamentales. Hoogland contaba
que siempre está nervioso antes de la salida. “Pues sí lo está él, imagínate
los demás. Pero le entiendo, no sólo por la competición, sino porque cada
vez que corre, se espera de él el máximo. Y eso te genera mucha tensión. Yo
en mi caso, procuro aislarme, evadirme de todo lo que no sea el kilómetro. Centrarme solo en lo que voy a hacer. Procuro
recopilar lo que me ha funcionado, materializar lo que ya he hecho otras veces.
Y no improvisar. Cumplir la rutina. Por ello intento que el timing vaya bien
organizado. Cuando tomar una suplementación, hacer una serie, que esté todo
listo. Y si algo no lo está, que no me desconcentre, seguir pensando que
todo va a salir bien”.
"Todo el sonido desaparece". Facebook Jeffrey Hoogland |
El momento de salir a la pista y subirse a la máquina es,
según Hoogland, cuando “desaparece la tensión. Entonces ya no escucho nada a mi
alrededor. Todo sonido desaparece de alguna manera. Eso es una locura, pero
realmente ya no escucho nada”. Unas palabras que el español corrobora al
cien por cien, “pero yo no escucho nada desde que me subo a la bici. Solo
escuchas los pitidos, y te concentras en arrancar lo mejor posible”.
Y así comienzan las cuatro vueltas del kilómetro, con una elección clave, el desarrollo. Uno muy duro impide coger velocidad rápidamente, pero si pecamos por defecto, no se aprovechará todo ese potencial. “No sé el desarrollo que usaría, posiblemente un 69 o 70x15, pero si pienso que ahí estuvo un poco la clave, porque podría haber arrancado más rápido, estar en unos 17 bajos. En mi caso uso un 64x15, que es más o menos lo que empleamos los que vamos a estar en una final de un Mundial. La clave es arrancar es esa, arrancar lo más rápido posible, pero siendo consciente de que hay tres vueltas más. Lanzar la bicicleta con todas tus fuerzas lo antes posible. Arrancar más rápido es poder dar las siguientes vueltas más rápido después. Tenemos que estar en 18.0, 18.5 como mucho, porque si no es muy complicado recuperar ese tiempo después”.
Primera vuelta o la fase de la embestida. Foto: UEC |
La segunda vuelta es la de la organización. Como dice
Hoogland “termina la fase de embestida, con la de centrarse en seguir la
línea y ahorrar energía”. “Es en esa vuelta en la que alcanzas la máxima
velocidad”, añade el alicantino, que en el caso del récord del neerlandés fue
de 74,9 km/hora. “En mi caso, he hecho esta vuelta un par de veces en 12.8”,
lo que supone una velocidad punta de 70,3, con una cadencia de unas 130
pedaladas por minuto. “Esas dos primeras vueltas de Hoogland son claves, nadie
lo hace como él. Y ese tiempo que va por delante ya nadie puede recuperárselo”,
apostilla el recordman nacional.
"En la tercera vuelta comienzas a perder velocidad". Foto Fed. Española |
Llega el dolor
El cuarto y el último giro es definitivo. Cuántas veces
hemos visto ‘petar’ a corredores que llevaban unos tiempos excelentes, pero
que no han podido aguantar el ritmo. “Se trata de que la caída de tiempo sea
la menor posible. Pero estás en un momento en que el dolor es ya muy
importante, y no puedes hacer nada por evitarlo. Es algo que no se puede
entrenar, sólo intentar soportarlo y seguir dando al máximo. Por ello hay
gente que no puede competir en el kilómetro, porque no aguanta ese dolor. Además,
es una prueba en la que no puedes reservarte, no puedes guardar, tienes que dar
todo desde el principio. Intentas mantener la línea, pero no es fácil porque
ya empiezas a descomponerte”. Como comenta Hoogland. “si realmente siento
que no voy lo suficientemente rápido, entro en una fase de pánico y empiezo a
embestir de todos modos. Pero eso es una mala señal”. Traducido a tiempos, “en
mi caso, tienes que intentar que no se vaya a 15 segundos, estar en 14.6 no
está mal”. El alicantino señala que en esta última vuelta “Hoogland suele
caer bastante, pero en este caso hizo la última vuelta en 13.4”, propiciado
por la disminución de la presión atmosférica en comparación con la que hay a
nivel del mar.
La agonía no ha terminado. Foto: Team NL |
Y aunque esta vez no fue el caso, hay que tener en cuenta
que desde 2017, se disputa en dos fases en los grandes eventos, lo que supone
hacer dos kilómetros, uno matinal y la final vespertina. “Y lo mismo que te
decía antes, no puedes reservarte por la mañana. Tienes que darlo todo, no
puedes pensar en guardar por la mañana para por la tarde, porque te quedas
fuera de la final. La recuperación es clave y si tienes poco tiempo, y el hotel
está un poco lejos, lo mejor es quedarte en el velódromo, tumbado en una
camilla, y con los trucos que te da la experiencia para estar recuperado por la
tarde, alimentación, batidos, presoterapia…”. Eso sí, el esfuerzo de los
dos kilómetros se termina pagando en otras pruebas, aunque hay que recordar que
en el pasado Mundial de Glasgow incluso se les puso una tercera carrera, la
clasificatoria del keirin, en esa misma jornada.
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