Torres, en el kilómetro del primer omnium. Foto: Román Mendoza para RFEC |
De los nueve ‘oros’ y
dos ‘platas’ obtenidos el año anterior en Manchester, Gran Bretaña –sin Chris
Hoy ni Bradley Wiggins- pasaba a sólo dos títulos y cuatro subcampeonatos en un Mundial en el que
las ‘preseas’ estuvieron mucho más repartidas. Australia era la vencedora en el medallero con 10 metales (4 de oro, 4
de plata y 2 de bronce), por delante de Francia. Gregory Baugé, con el doblete velocidad-velocidad por equipos, era uno de
los más destacados junto al dúo danés Alex Rasmussen y Michael Morkov,
ganadores de la madison y parte integrante del equipo de persecución que se
llevaban los nórdicos. España no
conseguía ninguna medalla en tierras polacas.
Por
aquel entonces la madison femenina no
existía y la persecución femenina era todavía disputada por tres corredoras,
mientras que el ómnium apenas tenía dos
años de antigüedad y se disputaba sobre cinco pruebas en una jornada… y
curiosamente Albert Torres fue el representante español, octavo, en una
prueba que se llevaba Leigh Howard –que posiblemente vuelva a ser el
representante australiano diez años después-. Por la parte femenina, Gema Pascual
fue la ciclista española que tomó parte, con victoria de Josephine Tomac,
también ‘aussie’.
Una
de las jóvenes estrellas en Pruszków fue
el estadounidense Taylor Phinney, quien, con solo 18 años, ganó la persecución
individual… y quedaba segundo en el kilómetro, participando en dos pruebas
que hasta el momento se presumían incompatibles, pero que ahora ‘doblan’ muchos
fondistas.
Taylor Phinney. Foto: UCI |
Destacar igualmente la eclosión de un Eloy Teruel que llegaba con la difícil labor de
relevar a Joan Llaneras y el murciano compitió con desparpajo en una
puntuación que se llevaría con autoridad
el australiano Cameron Meyer, el primero de sus cinco entorchados en esta
disciplina, mientras que Teruel era cuarto, a un paso de ese podio que pisó tres veces, aunque nunca en lo más alto.
Pasando a las féminas, la británica Vicky Pendleton enganchaba su
tercer Mundial consecutivo en velocidad –también venía de ganar en los
Juegos Olímpicos- en plena rivalidad con Anna
Meares, quien se tomaba la revancha en la prueba por equipos junto a Kaarle
McCulloch, otra de las pocas supervivientes de aquel evento. Meares también
se quedaba con la miel en los labios en los 500 metros que se llevaba otra ilustre superviviente, la lituana
Simona Krupeckaité, con la china Shang Guo ganadora del keirin, por delante
de la actual seleccionadora francesa, Clara Sánchez.
En el fondo, aparte del éxito británico
en la persecución por equipos, destacar los triunfos de Giorgia Bronzini
(puntos), Alison Shanks (persecución) y Yumari González (scratch).
Curiosa persecución por equipos, con Casas y Usabiaga junto a Pascual. Foto: Román Mendoza, para RFEC |
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