Anguela y sus cinco oros |
Terminados los Campeonatos de España de juniors y cadetes de Tafalla, es hora de
analizar algunos de los detalles de este evento, comenzando por esa agradable noticia de volver a ver a Madrid
en lo más alto del medallero, con veinte preseas –ocho oros, seis platas y
otros tantos bronces-. Un éxito gestado por su dominio en la categoría junior -catorce
metales, de los cuales siete eran triunfos-, acompañado por un papel más que
aceptable en cadetes.
Un gran balance colectivo que, sin duda, tiene un nombre propio, el de la
galapagueña Eva Anguela, ganadora como se esperaba en las cuatro pruebas de
velocidad –por equipos acompañada por Adriana Sanromán-, siendo partícipe también del éxito de su cuarteta,
y rematando con una plata en scratch, donde pesó en exceso su condición de
corredora rápida y por tanto favorita clara…. lo que significaba que todas iban
a ir contra ella, como así sucedió.
En su primer año junior, y como vimos también en
la pasada Copa de España, la categoría se la queda pequeña y en Tafalla corrió
casi al ‘tran-tran’. Ahora lo que hace
falta es darle un plus para ver hasta dónde puede llegar y que esa motivación
por ser pistard no se le apague antes de tiempo por no tener oportunidades
de seguir creciendo.
Otro de los grandes referentes era el vasco Ekain Jiménez, aunque en su caso ‘sólo’
pudo irse con tres oros –velocidad individual y por equipos y kilómetro- sin
que pudiera conseguir el póker en el keirin, en el que incluso no pisó el
podio, por una táctica equivocada de Euskadi y un exceso de confianza de
‘Jimmy’, otro corredor ilusionado por hacer carrera como velocista, lo que
permitió que aflorase el valenciano Gerard Montoro. Y a diferencia de lo
sucedido el año pasado, que tuvimos una buena hornada de esprinters, en esta
ocasión poco vimos detrás de él. Incluso uno de sus rivales fue el murciano
Alberto Pérez, que parecía se iba a pasar al fondo, pero que en Tafalla logró
sus mejores resultados en pruebas cortas.
García, por delante de Serrano |
El ‘puntito’ de García y Serrano
En el apartado de fondo, los madrileños Raúl García y Javier Serrano estuvieron un puntito por
encima de los demás, contribuyendo al éxito global de su selección El
primero, como ganador de la persecución y de la puntuación; el segundo, con
sendas platas en scratch y puntos. El
catalán Pau Torrent les ‘birló’ en triunfo con un inteligente ataque en la
primera prueba, mientras que, en la segunda, me quedó, aparte de la
fortaleza del dúo madrileño, con el desparpajo y la valentía del extremeño
Jorge Gutiérrez.
Entre las chicas, reparto de victorias entre la
castellano-leonesa Lorena de la Fuente y las baleares María Roselló y Marina Garau,
si bien la más laureada fue la
polifacética Lucía Gómez, que se llevó hasta cuatro platas, pero sin llegar
a pisar lo más alto del podio. Sin duda, ‘les
dones’ de Baleares fueron determinantes en el buen balance de su selección,
tercera en el medallero (9 medallas, 2 oros, 4 platas y 3 bronces), por detrás
de la mencionada Madrid y de Euskadi (10
metales, 4, 3 y 3), destacando también el triunfo de su cuarteta –con un
registro de 4:41, similar al de hace un año-, aunque a nivel individual
esperaba algo más de sus fondistas, tanto de ellos como de ellas.
Respecto a los tiempos, sensible mejora respecto al año pasado ya que
García se imponía con 3:31.286, con los tres mejores tiempos de la
clasificatoria por debajo del ganador del año pasado, mientras que Jiménez mejoraba en medio segundo su tiempo
de 2018 (1:05.912 a 1:06.459); en féminas De la Fuente (2:36.939) marcaba
un tiempo inferior en tres segundos al del año pasado, mientras que de Anguela
no hace falta hablar de referencias.
Más repartidas en cadetes
De Roa, en uno de los podios |
En cantidad, en cambio, destacaría Euskadi, con doce metales (3 oros, 5 platas y 4 bronces),
por delante de Baleares, con diez (3,3,4), donde destacaría el nombre de Marc Terrasa, ganador de la persecución
y de la puntuación, y plata en el keirin.
Por el contrario, esperábamos mucho en las
velocidades masculinas, aunque al final fue el momento más desagradable del
Campeonato, hasta llegar al punto de
dejar vacante el título por el comportamiento antideportivo del ganador, un
corredor con buenas maneras, pero demasiado ‘fogoso’ y que esperamos reflexione
y aprenda de lo sucedido, por mucho que se llevase los 500 metros. El vasco
Ibon Díaz –ganador del keirin- y el madrileño Esteban Sánchez también apuntaron
detalles de cara al futuro.
Igualmente me
quedo con el triunfo de Cataluña en la persecución masculina –una prueba
muy significativa- y de Asturias en las
dos carreras por equipos femeninas, demostrando que, incluso cuando no hay
muchos medios, el trabajo puede dar sus frutos.
Terrasa |
Y, no sé si por efecto dominó, tampoco vimos en Tafalla a ningún
presidente de las Federaciones Autonómicas, salvo el anfitrión, Ander
Villanueva, presente en las ceremonias del sábado. En este caso me consta que buena parte de ellos tiene
una actitud nada dudosa a favor de la pista durante todo el año, aunque no estaría de más que, como sucedía hace
no muchos años, alguno se dejase caer por el Campeonato. A los chavales,
sinceramente, estas ausencias o presencias les dicen bien poco. Pero se agradecería profundamente como apoyo al
ímprobo trabajo de sus técnicos, sobre todo en estos momentos en que la pista
está herida de muerte.
Esperemos que, dentro de un año, en esta misma Semana Santa y muy probablemente en
este mismo escenario, el decorado sea muy diferente.
Un campeonato nacional, me refiero como prueba, siempre está bien, pero con una sola cita al año es difícil que ni tan siquiera en un pequeño porcentaje se fijen programas de trabajo centrados en la pista.
ResponderEliminarNo sé si a nivel élite, que también necesita calendario nacional a manos llenas, pero en categorías de promoción, como mínimo cadetes y juveniles deberían tener una Liga Nacional, sea a nivel selecciones autonómicas ó mejor aún también a nivel de clubs. Una cita al mes no debería ser ningún drama, se podrían retener los mejores resultados (la mitad del total, por ejemplo). Así la participación no afectaría tanto a los calendarios ya establecidos.
El problema es el de siempre, ideas no faltan y como puede apreciarse, futuros talentos tampoco. ¿Los seguiremos desperdiciando?