La conclusión que sacaba
la semana pasada tras haber escrito el post sobre el velódromo de Anoeta coincide con la de muchos guipuzcoanos:
que ya no es un recinto válido para el ciclismo en pista, que es un pozo sin fondo con mucho gasto, pero
ninguna solución… aunque algunos partidos aún apuestan por una remodelación, incluso cambiando su suelo por madera.
Y dado que Donostia necesita un gran
espacio multifuncional, y Anoeta está muy bien situado, no sería mala idea darte
este carácter… construyendo un nuevo
velódromo más moderno y funcional.
Esta necesidad vuelve a
disparar la tradicional rivalidad entre
vizcaínos y guipuzcoanos a la hora de albergar una instalación que, hoy en día,
no es sino una ilusión, incluso una utopía, aunque con propuestas más o
menos sostenibles desde ambas provincias.
Velodromo de Berriz |
Por ejemplo, en TrackPiste ya nos hicimos eco de la petición de la Federación Vizcaína en Change.org para que se cubriera el velódromo
Marino Lejarreta de Bérriz, una instalación modesta, relativamente en buen
estado, y que fue remodelada en 2014, pero que, al no ser cubierta, impide que los días de frío o lluvia –incluso
por el rocío que convierte en trampas los peraltes- se pueda entrenar sobre
ella, por no hablar de la dificultad
para realizar competiciones de un cierto nivel. Un proyecto contemplado
dentro de un futuro Centro de Tecnificación y Formación Ciclista, pero que,
como decíamos, está más en el ámbito de la ilusión que de la realidad.
Mención
aparte merece el velódromo de Valle de Trápaga-Trapagaran, denominado Eusebio
González Ortuondo ‘Hierro’, aunque su
historia se asemeja más a la de la Sagrada Familia que a la de un simple
recinto deportivo. Y es que la construcción de este recinto se remonta a
1983, pero, a causa de lo complicado de la cimentación, el presupuesto se
disparó… y las obras se terminaron paralizando. Una segunda fase, entre 1996 y
1998, también estuvo jalonada de problemas, en este caso políticos y técnicos,
para terminar su construcción en los primeros años del presente siglo. De
hecho, en 2003 acogió un Campeonato de
España junior, en el que participaron, entre otros, Pablo Aitor Bernal,
Pablo Galán, Javier Carrasco, Joan Font o Ximo Solaz, vinculados aún al
ciclismo en pista de una u otra manera.
Velódromo de Trapagaran |
Durante
muchos años, la suerte de estos dos velódromos fue muy similar,
aunque la mayor actividad del de Duranguesado, hizo que la Vizcaína optase,
hace un par de años, por concentrar allí su labor, por otro lado, bastante
intensa, aunque no tanto como para que
se usen ambos recintos de forma simultánea. Ello no quiere decir que el de
Trápaga esté abandonado: todo lo contrario, ya que incluso su pista está ligeramente en
mejores condiciones, aunque con los mismos problemas que Bérriz a la hora de
realizar entrenamientos o competiciones debido a la climatología. Además,
cuenta, desde hace un par de años, con una instalación ciclista, aunque muy
diferente, en su interior, un pump track.
Es curioso porque estos dos velódromos y el de Zalla nacieron
por la misma época, y su presente es muy distinto, como vemos. Incluso este
último mencionado ya es historia al ser
derribado en 2018 debido a un problema de desbordamiento del río Cadagua,
que para ser resuelto obligó a desmantelar la instalación.
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