Tengo que reconocer que, de todos los velódromos que conozco, mi preferido es el de Berlín. Influyen, desde luego, las razones sentimentales ya que allí, en octubre de 1999, viví en directo mi primer Mundial de pista, gracias a la visión que tenía Manolo Pérez y su equipo, pero también del empujoncito que dio a mi petición el inolvidable Felipe Recuero, que sabía de las necesidades de los medios y que, in situ, se podían satisfacer de manera mucho más apropiada. Era cuando realmente importaba el ciclismo en pista. Y la información. Por cierto, a Manolo no le vinieron mal mis 'servicios' para conocer como se decía en alemán una palabra que 'necesitaba' saber: codillo.
Velomax. Wikipedia CC BY-SA 4.0 |
En aquellos tiempos era normal que la prensa estuviera
en una sala interior y no en la pelousse, lo que obligaba a tener que ir y
venir para contemplar las pruebas. Por otro lado, Internet estaba en pañales, lo que me obligó a llevarme desde Madrid una impresora que no
tenía mucho de portátil, precisamente, con el fin de imprimir los
comunicados diarios y mandarlos cada día por fax.
Volviendo al velódromo berlinés, lo que me ha cautivado siempre es su diseño, esa
cubierta circular de acero que apenas sobresale del terreno, ya que el
recinto está semienterrado: la fotografía es lo suficientemente significativa. Por dentro, nada de especial, salvo su
capacidad, ya que tiene 5.500 asientos, pero es ampliable a casi 12.000,
algo inimaginable desde fuera. La pista, la habitual de 250 metros, en pino
nórdico –que fue sustituida en 2017 con ocasión del Europeo de aquel año-, con
una anchura de 8,1 metros y una inclinación de 45,1 grados.
Fue inaugurado el 23 de enero de
1997, en el lugar en el que estaba el antiguo Werner Seelenderhalle, tras
cuatro años de obras, pensando en
aquella candidatura olímpica del Berlín unificado que no fue la finalmente
elegida. Su constructor fue el francés Dominique Perrault, del que no
conozco ningún otro velódromo, pero sí la Biblioteca Nacional de Francia, en
París, o la Caja Mágica y la pasarela de
la Arganzuela, en Madrid, y que tuvo que 'rehacer' su proyecto una vez que se
conoció que la capital alemana no acogería los JJ.OO.
Los últimos Seis Días de Berlín. Foto Tornanti / Six Days |
Ese mismo año fue la sede de los Campeonatos de Europa y comenzó
a acoger a los Seis Días de Berlín, de forma ininterrumpida hasta la fecha,
para albergar una manga de la Copa del Mundo en 1998 y los Mundiales un año más
tarde. Igualmente, cada año se celebran
en su interior numerosos conciertos y festivales, siendo hasta 2008, cuando
se abrió el O2 World, la mayor sala de toda la ciudad.
Es curioso, porque en aquella época se le conocía como
‘Sportpark Europa’, aunque actualmente no tiene ninguna denominación.
Simplemente es Velodrom Berlín, la sede del próximo Mundial, entre el miércoles
26 de febrero y el domingo 1 de marzo, y que
en esta ocasión viviré –viviremos- desde Eurosport.
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