No quiero engañar a nadie: Durante el Mundial de Burdeos 2006, no era todavía el peto rojo el que te permitía acceder a la 'apron track'. |
No hay menciones concretas en la Normativa, pero la UCI suele referirse a su trabajo en la Guía de Medios que publica ya para todos los eventos de pista, con una serie de obligaciones y recomendaciones que queremos difundir en este post, y que no difieren básicamente de una competición a otra.
Foto: Copa del Mundo Cambridge |
Foto: Copa del Mundo Brisbane (John Veage) |
Últimamente en algunas competiciones he visto una línea transversal, a semejanza de la de las llegadas de carretera, donde se deben situar para captar las imágenes de los sprints. También se recomienda últimamente que no se alejen de la barandilla interior. ¿Para apoyarse por si tienen que saltar para evitar alguna bicicleta descontrolada?
Foto: UCI, Mundial de Hong Kong |
Para el resto de fotógrafos, el distintivo amarillo solamente sirve para acceder a la ‘pelousse’, a la zona de los equipos –en este caso con la autorización de cada responsable técnico-, y por supuesto a las ceremonias protocolarias. Durante las pruebas, hay velódromos que permiten poder tomar fotos desde la misma ‘pelousse’, más atrás de la valla, lógicamente, siempre que no se interponga nadie. Pero lo más normal es tener que subir a las gradas para trabajar.
Y cada velódromo es un mundo. Hay en algunos en que se habilitan zonas en
los virajes o en las rectas para poder tomar fotos en buenas condiciones.
Pero en otros hay que buscar ese espacio
libre (pasillos, escaleras, asientos sin ocupar…) y siempre sin molestar al público, al que paga y que lógicamente no
ve de buen grado que nadie se ponga en su espacio de visión. Y puedo asegurar
que hay recintos tan atestados que es
prácticamente imposible tener una ubicación permanente. En este caso, lo
mejor es sonreír, pedir permiso para un par de fotos... e irse rápidamente a otro lugar a repetir la
misma actuación.
Y un último consejo: no asomar nunca la cámara por encima de la
balaustrada. Es la misma prohibición que tiene el público en general, ya que cualquier objeto puede caerse a la
pista y causar un daño irreparable si se hace en el momento en que pasan los
ciclistas. Lo digo por experiencia propia, ya hace muchos, muchos años, el parasol de la cámara se me soltó y se cayó sobre la madera, eso sí, cuando no había
ningún corredor en acción: el color de mi cara no se diferenciaba en nada del del peto de esta historia.
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