Una de las pocas cosas buenas que tiene la pandemia es la recuperación televisiva de algunos grandes momentos del ciclismo. El pasado miércoles, sin ir más lejos, Teledeporte emitió el Mundial de pista de Burdeos 1998, en concreto la prueba de puntuación en la que Dori Ruano se convertía en la primera -y de momento única- pistard española en llevarse un arco iris.
Foto: Facebook Dori Ruano |
La verdad es que nunca he visto
ninguna carrera mía, no tengo ninguna grabada. Cuando me llamó Carlos (De
Andrés) me puse muy contenta, e incluso le sugerí que también podían dar el
Mundial de carretera de Lisboa, cuando conseguí el bronce en la contrarreloj,
pero en las actuales circunstancias me dijo que era más complicado buscarla. Pero volviendo al
Mundial de pista, me puse muy nerviosa el miércoles. Me acordaba que
había atacado con Belén Guerrero, pero pensaba que había sido antes. Está
claro que conocía el desenlace, pero cuando lo estaba viendo pensaba que no
había tiempo para ganar vuelta.
También escribiste que fue
muy emotivo, que se te saltaron las lágrimas…
Si, porque me vinieron muchos
recuerdos, buenos y malos. Era la única chica en aquellos tiempos, pero
guardo muy buena relación con todos los corredores. Con Llaneras, Torrent,
Herrero. Alperi me llamó incluso y Moreno, al que veo todos los años en la
Vuelta, también me mandó un mensaje. Pero también me acordé de los malos
momentos, y me vino un poco de bajón. Por ejemplo, la bici con la que corrí
la compartía con Torrent. Y es que a nivel de material no tenía nada propio.
A la Federación le pilló de sorpresa que yo estuviera allí, en la selección con
los chicos, y nunca me tuvieron en cuenta. Y como era muy protestona, no
sentaba bien.
Pero siempre has mantenido una
buena relación con el que era entonces el seleccionador, Boris Vassiliev, que
fue quien te llevó a la pista, ¿no?
Si, con Boris nunca tuve
problemas, todo lo contrario. De cara a Barcelona 92 trajeron a tres
técnicos rusos, uno para la pista -Nietzigorostev-, otro para los hombres de
carretera -Gorunov- y a Boris para las chicas. Luego se quedó para la pista y
quería que fuera a la selección, porque decía que tenía buenas cualidades y podía
tener muy buenos resultados. De cara a Atlanta no pudo ser, porque estaba
centrada en la carretera y lo único que hice de pista fue el record de la hora.
Pero al final me convenció. Lo único que le dije es que no quería tener el
mismo sistema que en Barcelona, de estar concentrada tanto tiempo. Para mí la
cabeza es fundamental y Boris lo entendió. Probé en Barcelona, corrí una Copa
del Mundo en Atenas y me clasifiqué para el Mundial de Perth, donde fui
segunda. Y en 1998, estuve disputando el Tour, hice una semana de preparación…
y al Mundial.
Un record de la hora aún vigente
Cuéntanos algo más de ese récord
de la hora en Anoeta (44,158) que sigue vigente casi 24 años después…
Por aquella épica estaba muy de
moda. Tenía una compañera en el equipo, Nuria Florencio, que lo había batido
un año antes y poco a poco me lo comencé a plantear, porque las
contrarrelojes no se me daban mal. Para afrontarlo hacia falta medio millón
de pesetas, para pagar árbitros y demás gastos, y pensaba que no iba a poder
ser, pero Juanjo Peñalosa, que era mi director en Saunier, se comprometió y
un día me dijo que lo pagaba el equipo. Fue muy duro, pero lo conseguí. Lo
que me da pena es que nadie lo haya afrontado después, es algo de lo que me
siento muy orgullosa, y pienso que es un reto muy bonito para cualquiera.
Si fuese una corredora como Sheyla o Mavi, lo intentaría.
Y en este caso son ‘sólo’ 24 años, no el casi medio siglo de la plusmarca de Palavecino que sigue estando vigente. Pero volvemos con Dori, que sería séptima en los JJ.OO de Sydney -ya sin Vassiliev como técnico- y cuarta en el Mundial de 2001, su última presencia mundialista. El cambio del sistema de competición en la puntuación le dejó fuera de la selección, al ser una corredora poco rápida en los sprints. ¿Cómo lo viviste?
Y en este caso son ‘sólo’ 24 años, no el casi medio siglo de la plusmarca de Palavecino que sigue estando vigente. Pero volvemos con Dori, que sería séptima en los JJ.OO de Sydney -ya sin Vassiliev como técnico- y cuarta en el Mundial de 2001, su última presencia mundialista. El cambio del sistema de competición en la puntuación le dejó fuera de la selección, al ser una corredora poco rápida en los sprints. ¿Cómo lo viviste?
Amberes, el último Mundial en pista de Ruano. Foto: Román Mendoza para Federación Española |
Pocos medios, misma preparación
Recuerdo que alguna vez me
dijiste que te hubiera gustado correr la madison, que entonces no era una
prueba femenina y mucho menos olímpica…
Si, con Joan (Llaneras) y con
Isaac (Gálvez) alguna vez bromeamos, pero con la posibilidad de que hubiera
una madison mixta, porque decían que conmigo seguro que éramos campeones del
mundo. De chicas solas, imposible, claro, al ser la única. Como te decía antes, no tenía nada especial para mí en la selección
por ser mujer. Tenía que entrenar con los chicos, hacer lo mismo que ellos. Porque
claro, si hacíamos 150 kilómetros, no me iba a dar la vuelta antes y volverme
sola. Y mucho menos pensar que nadie iba a seguirme solo a mi con el coche. Entrenábamos muchísimo, era
brutal, llorabas de dolor. Y te hablo de por la mañana, luego me tocaba por la tarde
hacer 80 kilómetros tras moto en el velódromo, al ritmo de ellos. Tenía que
demostrar que era igual, y claro, a veces terminaba fundida, reventada.
Han pasado 22 años de aquel oro. ¿Cómo ves la
puntuación de ahora?
Pues no hay tantas diferencias como parece, ya que
hacíamos medias muy similares a las de ahora. Y en aquella época había
corredoras muy fuertes, como Van Morsel, Belluti, Sluissareva, Guerrero…
Su otro gran éxito, el bronce contrarreloj en el Mundial de Lisboa. Foto: Mondelo / Federación Española |
Es una pena que ninguna otra haya podido conseguir
un maillot arco iris, porque es algo muy especial, algo que supone el
remate a un trabajo muy sacrificado. Por ejemplo, Leire ha estado a un
altísimo nivel. Con una medalla incluso en los Juegos Olímpicos, pero le ha
faltado ese gran triunfo. Y no solo ellas, también Tania Calvo y Helena
Casas han tenido un grandísimo nivel. La pena es que ahora mismo no se ve a
nadie capaz de tomar el relevo.
Tras colgar la bicicleta en 2005, Dori Ruano ha
seguido muy vinculada al ciclismo, con diversas experiencias como técnica en
distintos niveles, destacando su periplo en Lointek, aunque ahora mismo ni
ejerce ni quiere ejercer de directora.
Ni en carretera ni en pista, solo con mi amiga Azucena
(Lozano, la técnico de Extremadura), cuando alguna vez la he acompañado a
alguna competición en velódromo. En Lointek me quedé un poco chafada
porque las corredoras no veían el ciclismo de la misma forma que yo. No me
adapté, o mejor dicho, no quise adaptarme porque pienso que el trabajo se
debe hacer de otra forma, con más compromiso. No me gusta eso de que si
salen las cosas el mérito es de las corredoras, pero si no, la culpa es del director.
Es algo que también les pasa a otros ex corredores con los que coincido en la
Vuelta a España Afortunadamente me va muy bien con lo que hago ahora. Me
implico al doscientos por cien y estoy súper feliz.
¿Qué es MueveT?
MueveT es mi centro y es mi marca. Llevo ya cinco con ello,
aunque lo había empezado tres años antes, de una forma más personal, Comencé
a trabajar con gente para que hiciera deporte como un juego, como algo anecdótico.
Y poco a poco fue creciendo, animada por el resultado y por lo que te decía la
gente. Y ahora lo tengo petado, con gente en lista de espera, porque trabajo
con grupos de cinco personas como máximo. Y lo que busco es el deporte como
salud, todo lo contrario al alto rendimiento, que la gente haga deporte para obtener
un beneficio en su vida. Gente con problemas de obesidad, de espalda… Es
muy gratificante. Y vivo muy bien en el buen sentido de la palabra, aunque
trabaje mucho.
Por último, siempre has sido una persona muy
reivindicativa en pro de la igualdad de las mujeres en el deporte, en el
ciclismo. Realmente, ¿se ha avanzado mucho en este aspecto?
Cambios ha habido, está claro, pero aún pequeños. Donde
más se nota es en cicloturismo, ya que las mujeres montan en bicicleta cada
vez más, se reúnen y tienen mucha más visibilidad. Pero a nivel de
competición los pasos muy pequeños. Hay cosas que no han cambiado nada.
Las mujeres hablan, plantean sus problemas, pero no se les hace caso. No
se les da la importancia que tienen.
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