La continuidad de Theo Bos en el ciclismo al más alto nivel parecía bastante improbable una vez que se anunció -hace escasos días- su renuncia a uno de los dos grandes objetivos que se había marcado esta temporada, batir el record del mundo del kilómetro en la altitud de Cochabamba (Bolivia), dentro de la prueba organizada por el HUUB Wattbike.
Sin embargo, el neerlandés nos
ha vuelto a sorprender en una entrevista en Wielerflits en la que desvela que su objetivo es estar en los Juegos
Olímpicos de Tokio en el 2021 como arrancador del trío neerlandés de velocidad. En ese momento estará a punto de cumplir los 38 años: los cumplirá en agosto, dos semanas después del fin de los Juegos.
Será el cuarto gran cambio en la prolífica carrera del de Hierden que en su primera etapa en los velódromos -2002 a 2008- logró tres títulos universales en velocidad, en 2004, 2006 y 2007, entre nueve medallas mundialistas, así como el record del mundo de los 200 metros logrado en Moscú en diciembre de 2006 (9.744).
En
2008 quiso probar en carretera donde no alcanzó el estrellato, aunque se hizo
con un interesante palmarés de más de 40 victorias en seis temporadas y no
se olvidó de la pista, ya como fondista, consiguiendo incluso una medalla de
bronce en la madison del Mundial de 2011. No obstante, muchos le recordarán
por el lamentable incidente en la Vuelta a Turquía al empujar de forma
injustificable a Daryl Impey contra las vallas.
En 2016 decidió volver a la
pista, pero nuevamente como velocista, aunque la eclosión de la actual
generación de ‘oranjes’ le relegó a un papel secundario, en el kilómetro, donde
obtuvo un bronce y una plata mundialista. No obstante, participó en la velocidad por equipos en el
Mundial de 2017, donde se hicieron con la plata, aunque solamente en la primera
ronda, en un equipo que llegó a alinear hasta cinco corredores en las tres fases
de la prueba.
Sin hueco en el equipo de velocidad
Sin hueco en el equipo de velocidad
"Después de Río, traté de
ocupar la tercera o segunda posición en el equipo. Pero tenemos a Jeffrey
Hoogland, Sam Ligtlee y Matthijs Büchli en el tercer relevo y a Harrie
Lavreysen en el segundo. No podía entrar en esas posiciones, así que me
resigné”, cuenta en la entrevista, donde descubre que “a principios de este año
recibimos un correo electrónico de la KNWU sobre los requisitos de selección
y en él se afirmaba que la posición de partida permanecía abierta hasta un mes
antes de los Juegos. Todo el mundo podía participar”, lo que le supuso a
Bos esa nueva reconversión, aspirando a un puesto que en principio ocupa Roy
van den Berg, pero en el que podrían entrar Nils van 't Hoenderdaal,
Ligtlee y, como nos cuenta, el propio Bos.
“Desde enero, me he centrado
más en eso. Lo vi como mi última oportunidad”, aunque participase en el
kilómetro del Mundial y se plantease el objetivo del record del mundo. “Ahora
tengo un año más de tiempo para prepararme para eso. Esa es mi meta. En
realidad, un objetivo muy simple".
“Como arrancador, llevas un
desarrollo relativamente ligero, pero tienes que ser muy fuerte, porque tienes
que empezar de cero. Hay que tener mucha fuerza para ponerse en marcha,
ya que tienes que ponerte en de 200 metros a más de 70 km/h y tu cadencia es de
alrededor de 160. Tienes que ser capaz de ello y ser explosivo", explica
Bos. "La salida se realiza con un 50×14, mientras que, en velocidad, por
ejemplo, se lleva un 61×14. En el keirin es incluso más duro, un 53×11. Esas
son diferencias considerables y eso también tiene consecuencias para las
sesiones de entrenamiento. Ahora sólo me estoy entrenando en un trabajo
corto".
Bos sabe que este nuevo enfoque no tendrá resultados inmediatos.
"A corto plazo, voy a ser muy fuerte, pero no rápido. Es algo que necesito
para el próximo año. Entonces tendré mucho tiempo para convertir eso en
velocidad. En eso me estoy concentrando. Si podemos volver a entrenar en la
pista, no conduciré tan rápido, pero aún habrá tiempo de sobra".
Igualmente sabe que esa especialización es absoluta. “Todos los buenos
arrancadores del mundo se centran sólo en eso”.
La puerta abierta del keirin en Japón
De todas formas, Bos tiene una segunda puerta abierta. “Si esto no funciona, siempre tendré el keirin en Japón. Todavía me invitan, me gusta mucho y también es lucrativo para mí. No me gusta dejar la bicicleta, así que continuaré”, sin descartar tampoco competir en la nueva Copa de las Naciones con su equipo, el BEAT Cycling, siempre que la UCI rectifique y vuelva a permitir la participación de equipos profesionales.
De todas formas, Bos tiene una segunda puerta abierta. “Si esto no funciona, siempre tendré el keirin en Japón. Todavía me invitan, me gusta mucho y también es lucrativo para mí. No me gusta dejar la bicicleta, así que continuaré”, sin descartar tampoco competir en la nueva Copa de las Naciones con su equipo, el BEAT Cycling, siempre que la UCI rectifique y vuelva a permitir la participación de equipos profesionales.
Su conocimiento del keirin
japonés le permite decir que la situación de la cuarentena en Europa es
bastante menos dura que en las competiciones japonesas. “Es como una prisión.
Sólo sales para correr. Son sólo cuatro días, pero no tienes internet ni
teléfono. Nada en absoluto”, comenta el corredor que ha podido desplazarse de
su residencia de Mónaco a la casa de sus padres en Hierden. “Aquí es
bastante fácil, porque tampoco tengo hijos", bromea. "Tengo espacio,
puedo salir e ir al supermercado”, mientras que manifiesta sus dudas sobre
la situación en Japón. “Dicen que tienen todo bajo control, aunque no creo que
haya tan pocos casos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario