Aproximadamente a las tres de la tarde de hoy domingo, 12 de abril, tendrían que haber terminado los Campeonatos de España de pista para todas las categorías, con una fórmula que, por primera vez, combinaba el aprovechamiento del parón competitivo en carretera de Semana Santa para que juniors y cadetes compitan en pista -una gran idea que siempre me ha parecido interesante-, con la inclusión de los élites, algo que me planteaba más dudas, ya que el Campeonato se extendía demasiados días, originando algunos problemas logísticos a las Federaciones Autonómicas e incluso colocando a los cadetes en días lectivos en algunas Comunidades, por el aberrante calendario escolar del Estado español.
Está claro que jamás sabremos
cómo se habrían resuelto más o menos satisfactoriamente estos problemas; lo
que sí sabemos es que el Nacional no se ha celebrado… y que debería disputarse
antes de que termine el año. Un Campeonato que es necesario reubicar ahora
no sólo como cita preparatoria -para seleccionar corredores, para testar
tiempos…-, sino para mantener la motivación de los deportistas que se
dedican a la pista. Que no son muchos, desgraciadamente, pero sí fieles.
El segundo aspecto a tener en
cuenta es el calendario general. En los próximos meses, lo habitual es que
no haya competiciones de pista, por lo que la reordenación necesaria afecta principalmente a disciplinas como la carretera o el BTT. Desde la Federación
Española nos manifiestan que ahora mismo solamente se están recibiendo
propuestas de los organizadores y se están colocando en el calendario, pero
todo está pendiente de aprobación. Es decir, que cuando esté clara la
situación se cuadrarán las propuestas, aunque quien golpee primero, golpeará
dos veces, y en este sentido la Copa de España élite y sub23 ha sido lo
suficientemente astuta para proponer sus fechas antes que nadie.
Ya nadie se le olvide que es el principal rival de la pista
-de ahí lo idóneo de las fechas de Semana Santa-. Y si hay que reorganizar y
comprimir el calendario, es evidente que van a quedar pocas fechas libres y que
los equipos van a dejar poco margen para que sus ciclistas se salgan de sus
compromisos de carretera para competir en pista. Claro que también nos recuerdan
que la situación de los organizadores no es tan fácil como ‘recolocar’ sus pruebas,
sino que dependen de instituciones que no van a poder destinar las mismas
partidas al deporte que tenían prevista -porque van a tener que ir a otros
fines sociales-, así como de empresas patrocinadoras, marcadas de una u
otra forma por el parón de estas semanas de confinamiento. Hay organizadores
que han firmado pliegos en unas condiciones y puede ocurrir que ahora no puedan
afrontarlo, aunque también es de esperar que dado el saneamiento de las cuentas federativas del que hacían gala hace pocos meses en Ferraz, puedan
rebajarse -¿por qué no suprimirse, con carácter excepcional, este año?- estas
cuotas y tasas con el fin de salvar alguna competición, comenzando por los
propios Campeonatos de España.
El tercer y último elemento que se debe tener en cuenta es sin duda los objetivos deportivos que se pretenden cubrir con un Nacional. En el caso de los cadetes, no existe una competición internacional de referencia para la que deban prepararse; sí en el de los juniors, que tienen programado su Europeo en Anadia, en la primera quincena de julio -fechas que no se pueden considerar ni mucho menos seguras en la actual coyuntura- y su Mundial en El Cairo, a mediados de agosto, algo bastante más fiable. Hacer un Campeonato de España después de estos eventos no tendrá ya ningún sentido deportivo de cara a seleccionar a los mejores, aunque es verdad que las Copas de España de este invierno han dado bastante información al seleccionador.
El tercer y último elemento que se debe tener en cuenta es sin duda los objetivos deportivos que se pretenden cubrir con un Nacional. En el caso de los cadetes, no existe una competición internacional de referencia para la que deban prepararse; sí en el de los juniors, que tienen programado su Europeo en Anadia, en la primera quincena de julio -fechas que no se pueden considerar ni mucho menos seguras en la actual coyuntura- y su Mundial en El Cairo, a mediados de agosto, algo bastante más fiable. Hacer un Campeonato de España después de estos eventos no tendrá ya ningún sentido deportivo de cara a seleccionar a los mejores, aunque es verdad que las Copas de España de este invierno han dado bastante información al seleccionador.
En cuanto a los élites, la
referencia ahora pasaría a ser el Campeonato de Europa, a mediados de octubre.
Un Europeo cuyo carácter inicial postolímpico hacía presumir que entrarían
bastantes caras nuevas a nivel internacional, ya que las grandes estrellas bastante
habrían tenido con Tokio, pero que ahora pasa a ser el único gran evento
antes de la cita olímpica de 2021, por lo que será una auténtica guerra.
También debemos recordar que, en
las categorías cadete y junior, los corredores son -o deberían ser- antes de
nada, estudiantes y que los objetivos deportivos deben ser compatibles, si
no subordinados, a los programas de estudios, a los calendarios escolares.
Sea como fuere, volviendo a la
primera premisa, la evolución de la pandemia, quizá resulte demasiado pronto
aún para hacer cábalas. Pero que tampoco se deje pasar demasiado el
tiempo y se tomen en consideración todos estos factores para elegir las
mejores fechas y que no suceda como en otras ocasiones, que la pista quede
subordinada a otros intereses.
Fotos: Román Mendoza
Fotos: Román Mendoza
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