A la espera de que el ‘Anna Meares: Now’ se pueda conseguir en España -o al menos en Europa- sin tener que pagar los cuantiosos gastos de transporte desde Australia, poco a poco vamos conociendo algunas de las historias de la vida de la once veces campeona del mundo, en todas las disciplinas de velocidad entre 2004 y 2015.
Uno de los
temas más esperados era la bien conocida pésima relación entre Meares y la
británica Victoria Pendleton, las dos grandes velocistas de la primera década
del siglo XXI. La australiana nunca había querido echar leña al fuego de
esa enemistad, pero en Now, revela los detalles de esa rivalidad, de esa
hostilidad mutua.
El Daily Mail contaba esta semana esa parte de la historia que comienza en el
Mundial de 2006, en Burdeos, cuando una maniobra de Meares provocó un accidente
en el que se vio involucrada la británica. Cuando la australiana quiso
disculparse, Pendleton le contestó -siempre según se narra en ‘Now’- que “no
tengo interés en nada que me tengas que decir”.
La rivalidad
fue creciendo y en los Juegos de Pekín la inglesa derrotaba a su rival, si
bien es cierto que la de Queensland salía de una fractura de vértebra a
principios de año, que estuvo a punto de dejarla en silla de ruedas… aunque
diez días después estaba de nuevo entrenando (otro de los temas de interés del
libro). Eso si Pendleton había estado minusvalorando las opciones de Meares,
señalando una y otra vez que su principal rival iba a ser la china Guo Shaung,
que terminaría tercera. “No me importa si no te
gusto y entiendo si no me respetas, pero al menos reconóceme por lo que pasé
antes de Pekín".
La revancha
llegaría en Londres 2012, en la que iba a ser la última carrera de Pendleton. Meares
estudió más de 300 horas de vídeo de su rival, simuló numerosas carreras contra
un rival masculino que debía correr como la inglesa e incluso tuvo que soportar
los menosprecios de la prensa del Reino Unido: mientras que la ciclista local
era la reina Victoria, ella era la hija fea de un minero de carbón
australiano.
El día de la reconciliación. Twitter Anna Meares |
Sin embargo,
ese no fue el final: cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Río, la
inglesa, ya como comentarista, quiso entrevistar a su eterna rival, que le dijo
“Realmente me hiciste trabajar duro, pero debido a esto, llegó el éxito”. Pendleton
sólo pudo apostillar: “Hemos experimentado lo mismo. Eres la única que puede
saber realmente lo que es ser así”.
Más sobre esta
historia, en el DailyMail, y de forma completa en ‘Anna Meares. Now’.
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