Hace algunos meses, reprodujimos en TrackPiste una entrevista publicada en PEZ Cycling con Peter Junek, en el que daba unas interesantes pinceladas sobre sus velódromos, hoy en día los más rápidos del mundo. En un momento dado, el constructor canadiense de origen checo reconocía que jamás había construido una pista de cemento –“son dinosaurios”, decía- y presentaba la propuesta en que está trabajando para construcciones al aire libre: un velódromo de tiras de aluminio extruido, antideslizante, sobre una estructura de acero galvanizado.
Por este motivo,
hemos querido conocer directamente en qué consiste ese proyecto, y por eso hemos contactaco con un Junek que no se muestra para nada reservado, todo lo contrario, que nos da todo lujo
de detalles, ya que como decía entonces, “estoy buscando un cliente en
cualquier lugar”. Una construcción que, según sus palabras, no debe tener ningún
problema para ser homologada por la UCI. “El reglamento no especifica el
material de la superficie del velódromo, sólo la geometría de la pista,
tamaño y requisitos de seguridad. La homologación no será un problema si todo
está a satisfacción de la UCI”.
De esta forma, nos
explica que “el velódromo está formado por tiras de aluminio de 50 milímetros
de ancho y 6 metros de largo y están unidas a una estructura de acero con unas
abrazaderas cada 5 centímetros –explica Junek-. En total son 53.000
abrazaderas para una pista de 250 metros, por lo que resulta una estructura
muy fuerte, con un gran poder de sujeción. A la vez, es muy rápida su
construcción. Montarla no requiere carpinteros cualificados, solo unos
obreros con sus destornilladores. No se pueden cometer errores, es como un Lego”.
El primer problema
que se plantea es la temperatura ya que, en principio, en zonas cálidas como
España podemos temer que la superficie sea como una parrilla, algo que Junek
desmiente. “La superficial de la pista solo se calienta 10ºC más que el aire
que la rodea durante el sol de mediodía, debido a las aletas de refrigeración
que hay debajo de la pista en la sombra, como las aletas de los cilindros de
una moto”.
Esa diferencia de
temperatura puede producir problemas de dilatación, sobre todo cuando está
formada por dos materiales con distinto coeficiente como son el acero de la
estructura y el aluminio de la superficie. “Los pequeños huecos que hay entre
las tiras absorberán la expansión. La
diferente expansión del acero y del aluminio será absorbida por los huecos que
hay entre las tiras. Los aviones Jumbo pasan de una temperatura de 30ºC a
-60ºC en pocos minutos cuando despegan y no hay problema, por lo que un
velódromo que está en el suelo y no tiene 300 pasajeros, no debe tener ningún
peligro”.
Otra de las
cuestiones suscitadas era la pintura, ya que el aluminio es un material muy
difícil de pintar. “Aquí se aplicará una tecnología de pintura en polvo, al
horno. Para entendernos, la pintura está incorporada y es imposible rasparla.
Además, se hará no deslizante, con pequeñas partículas. Ya que puede ser suave
o como papel de lija, la tecnología está disponible. Las líneas de la pista
también se pintarán con pintura en polvo y el color se mantendrá ahí para
siempre”. Esta pintura, por otro lado, “eliminará el reflejo y la radiación térmica,
porque la superficie nunca se calienta demasiado. No obstante, voy a seguir
comprobándolo durante el verano”.
En las
competiciones en pistas de madera, no es infrecuente ver a los carpinteros
tener que hacer alguna reparación de emergencia con ocasión de una caída. Para
Junek este tipo de incidentes serían poco frecuentes. “Es difícil que el
aluminio sufra desperfectos. He probado dando golpes con un martillo lo más
fuerte posible y solo aparecieron pequeñas abolladuras en la superficie. La
aleación de aluminio es de la calidad de un avión y ha sido tratada hasta la
máxima potencia. Los arañazos o raspones pueden repararse como se hace con
la carrocería de los coches, con un emplaste de metal epoxídico y lijado, o
bien remplazando toda la tira, no hay problema”.
En este mismo
sentido destaca que “no hay quemaduras, ni astillas, ni por lo tanto heridas
para los ciclistas. La superficie es muy fácil de limpiar”
Para el constructor
canadiense, la pista el aluminio tiene dos ventajas, aparte de su fácil montaje.
En primer lugar, su rapidez, “porque las tiras extruidas son muy rectas y la
superficie será rígida, con poca resistencia al rodamiento”. Y en segundo
lugar, su vida útil. “Puede durar 50 años en el exterior. Se puede
desmontar y volver a colocar, y en el peor de los casos, vender como
chatarra”.
Finalmente, la
cuestión del precio, sobre el cual solo da un apunte: “Es parecido a las pistas de interior de madera de alta
calidad”, aunque en este caso con todo el ahorro
que significa la construcción de la sala.
¿Alguien se anima a ser el pionero?
Fotos proporcionadas por Peter Junek
Fotos proporcionadas por Peter Junek
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