La pandemia ha afectado los planes del prometedor
ciclista Stefan Bissegger, protagonista de un
reportaje en la web de la FederaciónSuiza, donde se nos cuenta el dilema
del helvético, entre la carretera y la pista.
Y es que sus intenciones estaban claras cuando el pasado mes de septiembre firmó su primer contrato como corredor profesional, con el EF Education First, hasta 2022: hasta los Juegos Olímpicos de 2020, quería centrarse en la pista para pasar definitivamente a la carretera después de Tokio.
Pero el aplazamiento olímpico le plantea dudas, y su idea inicial de seguir siendo parte de la cuarteta suiza puede verse trastocada. "Tomaré una decisión este invierno y tendré que considerarla cuidadosamente”, indica el turgovino, quien añade que su equipo no parece reacio a dejarle correr.
Conocido como ‘Muni’ –torito en el dialecto suizo alemán- por su potencia física, tiene claro que “si voy a Tokio, es con la ambición de ganar una medalla, aunque sé que la tarea no es fácil”. A su favor juega la gran progresión de la cuarteta helvética, que llegó a ganar la Copa del Mundo de Cambridge este pasado invierno, y bajando de 3:50 (3:49.982). Junto a Bissegger estaban Robin Froideveaux, Claudio Imhoff y Lukas Ruegg. Pero dado el altísimo nivel existente en esta disciplina, un 3:51.665 como el que marcaron en el Mundial solamente les valió para ser sextos.
Y es que sus intenciones estaban claras cuando el pasado mes de septiembre firmó su primer contrato como corredor profesional, con el EF Education First, hasta 2022: hasta los Juegos Olímpicos de 2020, quería centrarse en la pista para pasar definitivamente a la carretera después de Tokio.
Pero el aplazamiento olímpico le plantea dudas, y su idea inicial de seguir siendo parte de la cuarteta suiza puede verse trastocada. "Tomaré una decisión este invierno y tendré que considerarla cuidadosamente”, indica el turgovino, quien añade que su equipo no parece reacio a dejarle correr.
Conocido como ‘Muni’ –torito en el dialecto suizo alemán- por su potencia física, tiene claro que “si voy a Tokio, es con la ambición de ganar una medalla, aunque sé que la tarea no es fácil”. A su favor juega la gran progresión de la cuarteta helvética, que llegó a ganar la Copa del Mundo de Cambridge este pasado invierno, y bajando de 3:50 (3:49.982). Junto a Bissegger estaban Robin Froideveaux, Claudio Imhoff y Lukas Ruegg. Pero dado el altísimo nivel existente en esta disciplina, un 3:51.665 como el que marcaron en el Mundial solamente les valió para ser sextos.
Si al final
dejase su plaza para centrarse en la carretera, la cuarteta suiza perdería su locomotora, aunque desde la web
suiza se señala que su pérdida no sería
tan dramática como la de Stefan Küng, víctima de una grave caída antes de los
Juegos Olímpicos de Río 2016. La cantera suiza ahora es mucho más amplia
que hace cuatro años, con hombres como Cyrille Thiery o Mauro Schmid a la
espera. Aun así el seleccionador helvético Daniel
Gisiger intenta por todos los medios convencer a Bissegger para que participe
en el proyecto olímpico.
De momento,
aparte de su futuro, su presente más
inmediato está en la carretera. Tras el parón por la pandemia, volvió con
un tercer lugar en el Campeonato suizo
de contrarreloj, detrás de Stefan Küng y Silvan Dillier, para tomar parte a
partir de mañana en el Tour de l’Ain, esta vez con la selección suiza, y
pensar, sobre todo, en el que ahora es su
gran objetivo, el Mundial en Aigle-Martigny, donde quiere luchar por el título
en la contrarreloj sub23: el año pasado en Yorkshire quedó en el puesto
23º, a 2:33 del danés Mikkel Bjerg, aunque luego lograría la plata en la prueba
en línea.
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