Cartel oficial |
Tras quedarse sin Juegos en 1916,
a causa de la I Guerra Mundial, Berlín no quiso desaprovechar la ocasión de mostrar
al mundo la grandeza de Alemania. Claro que, desde la nominación de la capital
alemana como sede, en 1931, hasta la celebración del evento pasaron cinco años
de aparición y auge del nazismo por lo que los Juegos se convirtieron en un
excelente escaparate propagandístico del régimen de Hitler frustrado en
parte por Owens, un atleta norteamericano de raza negra, que ganó cuatro
medallas… aunque la historia del desprecio del dictador al velocista
estadounidense tiene más de mito que de realidad. Incluso Owens fue más
menospreciado en su propio país tras sus éxitos que en la Alemania nazi.
Curiosamente Estados Unidos
estuvo a punto de boicotear y no asistir a los Juegos… algo que sólo hizo España, lo que
no afectó para que fueran los Juegos con más participación hasta ese momento:
casi 4.000 atletas de 49 países, en un evento en el que se estrenó el relevo
de la antorcha desde Olimpia, el baloncesto, la televisión y la película oficial,
una obra maestra de la propaganda de Leni Riefenstahl.
Los franceses, dominadores en pista y carretera. Foto Dominio publico. |
Quizá la nota más curiosa fue que Francia rompió la racha de triunfos de Italia en la persecución por equipos. Y es que los galos tenían un gran equipo que ganó también la prueba por equipos de carretera y la individual, con un doblete Robert Charpenter-Guy Lapebie, que integraban la cuarteta, junto a Roger-Jean Le Nizerhy y Jean Goujon, estableciendo además un nuevo record olímpico en 4:42.4. Tras Italia, Gran Bretaña completaba el podio tras batir en la consolación a Alemania, que no obstante dominaría en el medallero de aquella edición.
Merkens, ganador de la velocidad |
Van Vliet se tomó la revancha
en el kilómetro, donde no compitió su rival, para anotarse el oro con
1:12.0, por delante de Pierre Georget, el hijo del mítico rey de la Bol d’Or,
y del alemán Rudolph Karch.
El segundo y último oro alemán
llegó en la velocidad tándem, con la dupla Ernst Ihbe-Carl Lorenz, por
delante de los neerlandeses Bernard Leene, ganador ocho años antes, y Henk Ooms y
de los galos George Maton y Georget.
La Guerra Mundial subsiguiente afectó
a dos ediciones de los Juegos que no pudieron celebrarse -1940 y 1944-, a la
carrera e incluso a la vida de muchos de estos ciclistas -por ejemplo, Merkens
murió en el frente ruso-, aunque Van Vliet lograría sus mayores éxitos después, tres títulos de
campeón del mundo profesional de velocidad, y Lapebie llegaría a ser
tercero en el Tour de Francia de 1948.
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