El podio de Pruszkow 2010. Foto: UCI |
Awang plantó
cara, forzó el desempate, perdió la final… pero se ganó los corazones de muchos
aficionados por ese estilo diferente. Pero Mohd Azizulhasni-Bin Awang -su
nombre completo- no era un desconocido: en 2008 ya había participado en los
Juegos Olímpicos de Pekín, e incluso había sido el abanderado de su país.
Con 33 años
-los cumplirá en enero- los de Tokio serán sus cuartos Juegos Olímpicos, para este ciclista nacido en la provincia norteña de Terengganu,
pero que salió de la comodidad de su casa con apenas 19 años buscando un
futuro en la pista, para residir y entrenar en Melbourne a las órdenes del
técnico australiano John Beasley, un hombre fundamental en su carrera. Es
cierto que ahora tiene la compañía de su mujer e hijos, e incluso de su
compatriota Mohd Shah Firdaus Sahrom -que debutará en unos Juegos-, pero también
señala que los últimos meses han sido duros a nivel emocional, por no poder
desplazarse a su país natal.
Celebrando el bronce este año en Berlín. Foto UCI |
Pero ese objetivo no es fácil. Como para otros muchos, la última fase de preparación para
unos Juegos conlleva una serie de cambios con el fin de obtener esa mejora
que le permita aspirar al máximo. En su caso, se trata de modificar la
posición sobre la bicicleta, la WXR Vorteq que usará para la competición de
Tokio, para ganar en aerodinámica sin perder potencia. Como decía su
entrenador, la posición es fácil de encontrar, pero difícil de entrenar.
Con ello
quiere culminar una trayectoria única… y
abrir el camino para los pistards malayos que vienen tras él. Como declaraba recientemente “Todo este viaje me ha enseñado una cosa. La vida no te da
lo que quieres, te da lo que te mereces". Y Awang está haciendo todo
lo posible por merecerlo.
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