De todas las
pruebas individuales de fondo, la persecución es la que necesita una mayor
preparación específica, a diferencia de una puntuación, por ejemplo, en la
que el entrenamiento es más táctico y vale con unos días de entreno en el
velódromo para ‘cambiar las piernas’ de carretera por las de velódromo. Razón
por la cual no hay actualmente grandes persecucionistas en nuestro país.
Precisamente Sergi
Escobar, como campeón del mundo -y otras en otras tres ocasiones medallista- y
diez veces campeón de España en esta disciplina puede hablar con propiedad, ya
que ha sido nuestro gran especialista. El ilerdense siempre ha sido siempre muy
crítico con el hecho de que en buena parte de las competiciones nacionales no
haya ni persecución individual ni por equipos, cuando las ventajas de la
disciplina deberían estar claras:
“Las ventajas
de la persecución para la carretera están en la gestión de esfuerzos máximos
-añade Didac Navarro, preparador físico y ex seleccionador nacional-. Es
difícil moverse a intensidades muy altas y saber regular el esfuerzo. El
actual campeón del mundo y recordman Filippo Ganna es un claro ejemplo. Donde
más beneficios le veo a título individual es en la contrrarreloj, ya que
dosificar esfuerzos tan altos, te permite gestionar mucho mejor el ‘pacing’
para una crono que dura bastante más de 4 minutos. Tener ese cambio de ritmo en
4 minutos máximos tan fuertes permite moverse mejor cuando el pelotón va a
intensidades altas, en aproximaciones a puertos, con viento y sobre todo en
llegadas masivas. Un buen persecucionista puede ser de gran ayuda para
colocar al líder del equipo o al esprínter, pero también para poder disputar
carreras en grupos reducidos, con trabajo previo de resistencia a la fatiga,
donde el esprint es de menos velocidad que una llegada que se prepara en grupo
grande. Ese cambio de ritmo, esa explosividad puede ser determinante para
conseguir victorias en grupos reducidos”.
Volviendo con Escobar,
el ilerdense tiene, aparte del record de España desde 2004 (4:16.862), las
dos mejores marcas de 4.000 metros en un Nacional: 4:21.959 en la
clasificatoria de Palma 2008 y 4:22.090 un año más tarde, aunque en la
final cedería ante Muntaner. Lógicamente los registros sobre la madera
mallorquina no son comparables con los logrados en el cemento de otros
velódromos, donde debemos destacar las marcas de Sebastián Mora de 4:27.897
en el Nacional de 2013 celebrado precisamente en Tafalla, y de 4:26.559 en 2015
en Galapagar, una marca de un gran valor teniendo en cuenta las
características de la pista madrileña.
Desgraciadamente
los dos finalistas de hoy -Illart Zuazubiskar ha logrado la plata- ya no tienen
edad para pensar en una carrera de futuro, aparte de que los tiempos logrados
no son tampoco extraordinarios (4:32.640 hacía el murciano en la clasificatoria
y 4:33.189 en la final). Lo triste es que no haya hoy en día algún ciclista
que pueda centrarse en este camino, por condiciones, pero también por
dedicación, pensando en la persecución como rampa de despegue hacia una
carrera profesional en carretera. Bastante nos tenemos que preocupar de que
Raúl García, quinto hoy e inminente neoprofesional, o Joan Martí Bennassar, cuarto
y en camino de la máxima categoría, puedan compatibilizar carretera al más alto
nivel y pista en el futuro.
Fotos, de arriba a abajo: Teruel, el año pasado en Valencia, Escobar, campeón del mundo en 2004 y Torres, en otro Nacional, por Román Mendoza
No hay comentarios:
Publicar un comentario