La recuperación
de la madison en el programa olímpico será una de las grandes noticias en Tokio.
Una prueba con una gran tradición en los velódromos, pero que solamente estuvo
presente en tres ediciones: desde 2000 hasta 2008. Precisamente de los primeros
vencedores, los australianos Scott McGregory y Brett Aitken, con una trágica
historia referida a sus hijos detrás de ellos, nos recuerda su historia hoy
el Comité Olímpico Australiano.
Los dos, sin
embargo, solían competir bastante -aunque casi siempre por separado- en
pruebas de madison del circuito internacional, por lo que cuando se conoció
que la americana iba a formar parte del programa olímpico estaba claro que
ambos compondrían la dupla australiana en Sydney.
Su estreno
juntos fue en el Mundial de 1999, que no fue demasiado afortunado, ya que una
caída de Aitken obligó a McGregory a afrontar en solitario los últimos diez kilómetros,
salvando ‘in extremis’ la clasificación olímpica para sus Juegos, con una
decimotercera posición.
La verdadera
tragedia llegaría en ese mismo 2000 en sus vidas personales, ya que pocos meses antes de los
Juegos se confirmaba el diagnóstico del Síndrome de Rett -un trastorno
neurológico infantil que afecta al crecimiento- para la hija de Aitken,
mientras que el hijo de cuatro meses de McGregory -nacido tras un difícil embarazo
y con una afección cardiaca congénita- no pudo superar una operación de
urgencia por su estado, con apenas cuatro meses.
Lógicamente, pensar
en los Juegos Olímpicos a diez semanas vista parecía un sinsentido, pero la
fuerza de sus familias, y el apoyo mutuo en sus desgracias, posibilitó ese
oro en el velódromo Dunc Grey, sin necesidad de tener que esprintar en la
última vuelta, en la que dieron rienda suelta a su emoción, dedicando lógicamente sus triunfos a sus hijos.
Puedes leer la historia completa (en inglés)
Foto: Facebook Brett Aitken
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