Sueña con ser campeona olímpica. Quizá no en Tokio, donde apenas llegará con 22 años, sino en París 2024, donde Francia aspira a completar un equipo de plenas garantías en velocidad, en todas las disciplinas. Y Mathilde Gros debe ser la gran referente de la escuadra gala, aunque está claro que si en los próximos JJ.OO, donde competirá sólo en las pruebas individuales, velocidad y keirin, se le pone una medalla a tiro… Y es que con Japón guarda una especial vinculación, ya que compitió en el keirin japonés cuando apenas tenía 18 años. Pero no adelantemos acontecimientos
Campeona de Europa de keirin por segunda vez. Foto: UEC |
“Cuando llegué al circuito élite, fue
después de los Juegos de Río. Muchas deportistas se habían tomado
vacaciones, descanso. No estaban necesariamente en plena forma. De
2016 a 2018 pude ganar grandes medallas en el circuito de élite porque el nivel
podía ser más bajo. De 2018 a 2020 comienza la clasificación
olímpica. Hay muchas más corredoras y naciones. Tuve que superar
mis límites, trabajar aún más duro", reconocía en Le Sport au Femenin.
Una precocidad que no tuvo sin embargo
como corredora ya que su primera competición la realizó con 15 años, ya que hasta entonces se había dedicado al baloncesto: no es que fuese una gigante (1,75), pero llevaba jugando desde los tres años en
Provenza, donde residía, aunque ella había nacido en Nord -Pas de Calais.
Gros, en la cancha de baloncesto. Foto: © DR |
“La primera vez que probé el velódromo
INSEP, me caí y me clavé una gran astilla en la nalga. Herman Terryn, mi entrenador, me miraba y se preguntaba qué
iba a hacer conmigo”. Cogió miedo a la pista, estuvo varias semanas sin montar y
casi deja este deporte. “Incluso fui a la estación de tren para volver a
casa en el sur de Francia, pero finalmente cambié de opinión".
En su primera experiencia japonesa. Foto: Instagram Mathilde Gros |
Poco a poco fue amando la pista, progresando y obteniendo bastantes éxitos como junior hasta que llegó esa primera medalla de plata que le abriría las puertas del keirin japonés, cuando su compatriota Benoit Vetu, seleccionador nipón, le quiso dar una oportunidad de foguearse. "Realmente no esperaba que me llamaran. Tenía 18 años y no tenía ningún resultado internacional senior en keirin". Una primera relación con Japón que nunca olvidará, “una de las mejores de mi vida", y que incluso reconoce le sirvió para quitarse definitivamente el miedo a las caídas. De ahí que, aunque el gran objetivo sea París, esta segunda experiencia japonesa pueda ser vital para la velocista francesa, y quizá no haya que esperar a París.
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