Desde el mismo momento en que se
otorgaron a Ciudad de México los Juegos Olímpicos de 1968, se supo que la
altitud de la ciudad mexiquense, 2.134 metros, podría causar problemas,
aunque en aquella época no se conocían científicamente los efectos, ni positivos, ni negativos.
Y tras los 15 días de competición, entre el 12 y el 27 de octubre, se revelaron: un sinfín de marcas excelentes en las pruebas cortas de todos los
deportes, donde la menor densidad del aire propició registros como los increíbles
8,90 de Bob Beamon en salto de longitud, que mejoraba en 55 centímetros la
marca anterior y que no fue superado hasta 1991. Por el contrario, en las
pruebas largas, esa mayor carencia de oxigeno se tradujo en peores
prestaciones.
Desgraciadamente, los Juegos Olímpicos
también se recuerdan por varios incidentes políticos, como las protestas
estudiantiles ante el ‘derroche’ de los Juegos, saldadas en
los más de 250 muertos en la Plaza de la Tres Culturas; por el gesto a favor del ‘black power’, de los velocistas norteamericanos con el guante
negro en sus puños en el podio de los 200 metros y que se saldó con una medida
radical -expulsión de la villa olímpica y sanción de por vida- o la decisión
de que las dos Alemanias compitieran separadas a partir de entonces, lo que
supondría un bonito y a veces despiadado duelo -deportivo y extradeportivo-
en distintas disciplinas, entre ellas el ciclismo, como veremos a continuación.
En el lado positivo, destacaría el esfuerzo
realizado en los aspectos de imagen, con unos logotipos y grafías unánimemente
aplaudidos, así como el record absoluto de participación: 5.558 atletas de
112 países. De ellos, 164 de 37 naciones en ciclismo… con un único representante
español, el madrileño, de Leganés, Daniel Yuste.
En aquella época, España contaba con una
buena representación de pistards, pero la mayoría de ellos optaban por el
profesionalismo como salida, por lo que no podían competir en los JJ.OO. Yuste
tenía en aquella época 23 años, andaba muy bien en carretera -de hecho pasó a
pro con el Pepsi un año después-, pero aguantó para ser el único pistard en
México, donde afrontó la persecución, donde terminó en el puesto 13 (4:50.36).
Yuste falleció el 26 de marzo pasado y fue la primera muerte conocida de un ciclista y de un atleta olímpico por coronavirus.
El programa de pista se desarrolló entre
el 17 y el 21 de octubre, con las mismas cinco pruebas de Tokio, que se
disputaron el velódromo Agustín Melgar, un recinto de 333,3 metros, en
madera doussie, creado por ex profeso para los Juegos, oír el constructor
Herbert Schumann. En años posteriores alcanzaría bastante resonancia como ‘sede’
de los intentos de record de la hora de corredores como Eddy Merckx o Francesco
Moser, aunque terminaría siendo ‘sustituido’ por el de Aguascalientes. En
la actualidad, su nombre está más ligado al futbol que al ciclismo, ya que el
Cruz Azul presente ‘privatizarlo’, a lo que se oponen los mexicanos ya que
forma parte de su patrimonio cultural y deportivo.
Volviendo a las competiciones ciclistas,
Francia
fue la triunfadora, ya que se llevó cuatro de las cinco competiciones, y con
sus velocistas Daniel Morelon y Pierre Trentin como grandes protagonistas.
El primero de ellos se adjudicaba su primer oro olímpico en velocidad, donde su
compatriota fue tercero, con Giordano Turrini completando el podio.
El
segundo de ellos se adjudicaba el kilómetro con record del mundo incluido
(1:03.91) superando al danés Niels Fredborg y el polaco Janusz Kierzkowski. Y
los
dos juntos, en la velocidad tándem, donde Países Bajos (Jan Janssen-Leijin
Loevesijn) y Nélgica (Daniel Goens-Robert Van Lancker) completaron el podio. Por cierto, los cronometrajes ya fueron completamente electrónicos a partir de estos Juegos.
La cuarta medalla gala llegaba en la
persecución individual con Daniel Rébillard, que
superaba en la final al danés Mogens Frey Jensen (4:41.71 a 4:4:42.43), aunque éste
quedaría en los anales al establecer un nuevo record del mundo en cuartos de final (4:37.54), lo
mismo que habían hecho anteriormente en esta misma competición el suizo Xaver Kurmann, a la postre
bronce, en la clasificatoria (4:40.41) y el propio Rebillard en cuartos
(4:39.87). Profesional desde 1969, no volvería a tener grandes éxitos, ni en
carretera ni en pista.
Terminamos con la persecución por
equipos, donde Alemania Occidental llegaba como la gran favorita, y más después
de establecer un record mundial en la clasificación (4:19.90)... que apenas
duraría unos minutos ‘pulverizado’ por Italia (4:16.10). Los cuartos de final
fueron más tranquilos a nivel de plusmarcas, hasta que en semifinales se veían las caras estas dos
selecciones, con triunfo de los germanos (Udo Hempel, Jürgen Kissner, Karl Link
y Karl-Heinz Henrichs, estos dos últimos medalla de oro cuatro años antes) con
nuevo record mundial, 4:15.76. Los transalpinos (Lorenzo Bosisio, Cipriano
Chemello, Luigi Roncaglia y Giorgio Morbiato) se veían relegados a la lucha por
el bronce, donde superaron ampliamente a la Unión Soviética.
La final, pues,
oponía a una Alemania
que llegaba cansada y una Dinamarca (Gunnar Asmussen, Reno Olsen, Per Lyngemark,
Peder Pedersen y el mencionado Frey Jensen) que plantó cara, aunque
terminaría cediendo por muy poco. Pero Alemania realizó una maniobra irregular,
un ligero empujón de Kissner a Henrich, y como el primero era un desertor de la
RDA
, la Alemania Oriental presentó una protesta que le costaría a la RFA la
descalificación y quedarse incluso sin medalla de plata, que no recuperaría
hasta que en noviembre la FIAC oficializase los resultados. Por cierto, en esta prueba participaría Suecia, quedando en un anónimo puesto 12, con los
cuatro hermanos Petterson.
Fuentes: Olympics.org, Olympedia y Wikipedia
Fotos
- La histórica imagen del podio de los 200
metros. Wikipedia
- Logotipo oficial de México 68
- Morelon-Trentin, en las semifinales ante
Bélgica. Pinterest
- La cuarteta danesa posa tras su triunfo.
Wikipedia
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