Tokio
1964 supuso la celebración por primera vez de los Juegos Olímpicos en un
país asiático, aunque más significativo fue el hecho de que fuera en Japón,
una de las naciones derrotadas -y destruidas- en la Segunda Guerra Mundial, por
lo que su mayor empeño fue demostrar que se habían recuperado de estos horrores
-el último relevista de la antorcha había nacido en Hiroshima el día de la
explosión de la bomba atómica-, además de mostrar su indudable progreso
tecnológico, adaptado a distintas disciplinas. Por ejemplo, ser los
primeros televisados en color, retransmitidos vía satélite, con uso de la
cámara lenta y cronometraje digital.
Los
Juegos se retrasaron algunas semanas -del 10 al 24 de octubre- y vivieron
una participación record de 93 naciones, aunque no superaron el número de
atletas de Roma (5.137 a 5.352). En el caso del ciclismo en pista, 141
ciclistas -todos hombres, obvio es decirlo- de 28 países entre los que no
estuvo España, a pesar del prometedor inicio vivido cuatro años antes.
Volviendo a 1964, las competiciones en pista se vieron
bastante afectadas por la lluvia, que obligó a varias suspensiones y adaptaciones de horario y por la
inclusión de una quinta disciplina, la persecución individual, una prueba
que formaba parte del programa mundialista desde 1946. El gran favorito, el
neerlandés Tiemen Groen -campeón del mundo vigente y luego nuevo arco iris en
1965, 1966 y 1967, este último como profesional- solamente podía ser cuarto, al
caer en la final de consolación ante el danés Preben Isaksson. En la final, el
checoslovaco Jiri Daler -bronce en el Mundial anterior- superaba a Giorgio Ursi,
aunque su mejor tiempo lo habría realizado en semifinales, 4:56.64.
Un día antes, Patrick Sercu había inaugurado el
medallero, en un kilometro que jamás había corrido en competición antes -y
que no debería haber corrido, como ya contamos en TrackPiste- y en el
que con 1:09.59 se imponía al italiano Giovanni Pettenella y al francés Pierre
Trentin.
Pettenella, una estrella fugaz que apenas brilló fuera de
este evento, se tomaba la revancha en la velocidad, ganando sin demasiados
problemas la final a su compatriota Sergio Bianchetto, siendo ambos
protagonistas algunos años más tarde en un Campeonato de Italia del ‘surplace’más largo de la historia. Por el contrario, Trentin no podía sumar su
segunda medalla, al caer en la final de consolación ante su compañero y gran
rival Daniel Morelon, que iniciaba así su serie de cinco medallas olímpicas en cuatro Juegos distintos. Por cierto, los dos galos competirían también
en tándem, pero no pasarían de la novena plaza.
Y dejamos para el final la persecución por equipos. No
deja de ser curioso que, a diferencia de la individual, la versión por
equipos era una prueba clásica en los Juegos, pero que no tuvo su primer
Mundial hasta 1962, lo que conllevaría un auge de esta disciplina en
varios nuevos países…. y el final del histórico dominio de italianos -siete
veces campeones olímpicos- y franceses -dos títulos-.
Entre estos países emergentes, las dos Alemanias, aunque
en Tokio competían con el equipo unificado -pese a que sus cuatro integrantes
eran los de la RFA-, y que protagonizaron una final muy igualada con Italia,
en la mejor carrera de todos los Juegos: 4:35.67 a 4:35.74. Lothar Claesges,
Karl Heinz Henrichs, Karl Link y Ernst Streng formaron la cuarteta vencedora,
y Luigi Roncaglia, Cencio Mantovani, Carlo Rancati y Fabio Testa -el único
superviviente del equipo que había ganado en Roma-, la finalista. Países Bajos
(Gerard Koel, Henk Cornelisse, Jaap Oudkerk y Cor Schuuring) superaba a Australia
en la lucha por el bronce.
Fuentes: Olympic.org, Olympedia y Wikipedia
Fotos
- Logotipo olímpico de Tokio
- Daler, tras su triunfo. Olympic.cz
- Pettenella y Bianchetto en la final. CONI
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