¿Cómo te iniciaste en pista?
Fue a raíz del
Mundial de pista de Anoeta, en 1973. Un amigo consiguió unos bonos para poder entrar y todos los días íbamos desde Tolosa en tren, con un bocadillo, y
nos quedábamos todo el día metidos en el velódromo. No habíamos visto nunca
pruebas de pista, y no era cómo ahora, que cualquier chaval tiene muchas
experiencias. Algún tiempo después, cuando era ya junior de segundo año, hubo
un acto de mi equipo en el velódromo y pude rodar con la bici de carretera, y
quise probar con una de pista, Me gustó, seguí entrenando y la prueba es que
dos meses después ya era campeón de España
¿Cuál es tu experiencia como ciclista?
En carretera
competí como profesional desde 1981 hasta 1986, con Kelme, Teka y Colchón CR,
pero principalmente centrado en la pista. El último año se me cayeron varias
pruebas de Seis Días y al final terminé dejándolo. Una pena porque estaba ya
como técnico Gabriel Saura, que fue el que cambió la forma de trabajar en la
pista en España.
¿Qué recuerdo te ha marcado más como
corredor de pista?
No tengo ninguno especial. Me hubiera gustado disfrutar más los Seis Días de Madrid que gané, en 1982, con Gert Frank, pero en la última americana tuve dos caídas y no estaba para alegrías en el podio. Desde luego ganamos por él, no por mí -se ríe-. Y la mayor pena no haber podido participar en Buenos Aires por tercera vez. Corrí unas doce pruebas de Seis Días y ésta era tenía un sabor especial, ya que se disputaba en una pista de 136 metros y de sólo 3,5 de ancho. Era un estrés, pero muy divertida. Quedé segundo en las dos primeras, pero suspendieron la tercera. Fue una de las que se suspendieron ese año y por eso lo terminaría dejando.
¿Cómo pasaste a ser técnico?
Cuando dejé la
bici, al año siguiente me llamó la Guipuzcoana, y tuve la suerte de trabajar
con gente de mucho nivel como Abraham Olano, Xabier Isasa… que estuvo en los
Juegos Olímpicos y es uno de los que luego me más han ayudado. Ganamos el
Intervelódromos, que era el equivalente a la Copa. Luego lo dejé por temas
laborales, y no volví hasta 2009, con la selección de Euskadi, con la que
estuve cuatro años. Y desde 2013, de nuevo con la Guipuzcoana hasta final del
año pasado, cuando entró el nuevo presidente con su equipo.
¿Qué trabajo hacías en la Federación Guipuzcoana?
Cambiamos todo
lo que había, porque no nos gustaba la forma en que se hacía. Pasamos de tener
carreras de 15 o 20 chavales a los más de 100 que había hasta entonces. Y con
un programa que sirviera para los corredores, que se entretuvieran. Pero todo
ello no es mérito mío, sino sobre todo del presidente, de Eduardo Soto, que nos
dio toda la cancha del mundo, para cambiar el programa, para organizar más
carreras, para comprar bicicletas, para salir a competir fuera, a Francia, a
Portugal, a donde fuera necesario. Todo ello fue posible gracias a él, porque
es una persona que le gusta la pista.
Aparte de ello, ¿qué otra actividad haces?
Me he jubilado
hace poco y ahora tengo más tiempo, por lo que me apunté al curso nacional de
entrenadores y estoy a la espera de las notas. Ahora mismo entreno solo a Naia
Amondarain, una corredora con un gran futuro por delante, como demostró el
último año de junior.
¿Cuál es tu momento favorito cuando trabajas
como técnico?
¿Cuál es tu disciplina favorita?
Como corredor,
la madison. Si haces bien la madison, puedes correr cualquier cosa. Te enseña a
manejarte en la pista, a leer la carrera, y a saber lo que te esperaba si no
corres bien. Además, en nuestra época no había técnicos en pista, ni marcadores
y teníamos que controlarlo todo, los puntos de los rivales, quien ganaba
vuelta… Además, de cara a la carretera lees mucho mejor los movimientos de tus
rivales, cómo se colocan… Como técnico, la persecución por equipos. Creo que a
todos los técnicos de fondo tiene que ser la que más te satisfaga, porque no es
un trabajo de una individualidad, es el que representa a todos. Al equipo, a tu
Comunidad o tu país.
Cuando Ane Iriarte quinta en el Campeonato de Europa de puntuación, y luego con Naia Amondarian, que en su último año junior quedó quinta en el Europeo, en puntuación, y sexta en el Mundial, tras haber sido décima el año anterior en el omnium.No era el técnico, pero tuve la suerte de poder verlas.
¿Un corredor o corredora al que haya
dirigido y te haya dejado huella?
De nuevo te
diría que Ane. De las corredoras que he conocido, es la que más ha querido ser
ciclista, aunque desgraciadamente se marchó decepcionada. Además, he aprendido
mucho de ella, porque los técnicos aprendemos y tenemos que aprender de los
ciclistas. No me olvido de Naia, porque es otra corredora que quiere ser
pistard y que a su edad pocas han hecho lo que ella.
¿Y un técnico que te haya marcado, hayas
trabajado o no con él?
En mi época de
corredor, en once años tuve cinco seleccionadores. Todos trabajaban de forma
muy individualista, sin organización. Se limitaban a ver carreras, a llevarte
al Campeonato, sin conocer nada de ti, incluso llevándote la contraria en cosas
que tu estabas más acostumbrado, como elegir desarrollo. Todo cambió con
Gabriel Saura, una persona seria, organizada, que además se rodeó de un equipo
de trabajo y que te aconsejaban en todos los aspectos, como los entrenamientos,
que antes eran por tu cuenta. A partir de ese momento cambió la forma de
hacerse la pista en España. La pena es que fue cuando iba a dejar la bici y no
coincidí mucho con él.
Hay muchas cosas, pero considero que es
prioritario hacer algo parecido a lo que hizo Saura en su momento. Con los
medios que hay ahora es más fácil. Una selección con una cabeza que organice,
pero con gente detrás que trabaje. Formar un equipo. Y luego trabajar sobre
todo con las pruebas olímpicas, tanto en hombres como mujeres. La persecución
por equipos, como te decía antes, es la representación del país, del trabajo
que se hace en el país. Un país se mide por sus cuartetas, en hombres y
mujeres. No es Fulanito o Menganito; individualidades las tiene hasta Bielorrusia.
Fotos (Facebook Avelino Perea)
- En sus inicios como pistard, sentado, en el centro de la imagen.
- De amarillo en Aragón, como profesional de Kelme
- Ganador de los Seis Días de Madrid, con Gert Frank
- Entrenando a Naia Amondarian en Anoeta
- Con Ane Iriarte en la selección
- En la Clásica Marino Lejarreta
La palabra que encarna Avelino en una persona, se denomina Pasión. Afición por el ciclismo no cabe duda, pero en lo que se refiere a la pista, el reflejo de lo que se ha sido, y es su trayectoria, no puede llamarse de otra manera. Pues no puede ser otra cosa que pasión, el que después de haber transcurrido más de 41 años desde la primera foto que ilustra el reportaje, ahí lo tengamos al pie del cañón.
ResponderEliminarTanto como practicante, con una forma física envidiable, como en la función de entrenador, compartiendo toda la sabiduría acumulada sobre el piñón fijo durante todos estos años.
Un ejemplo para cualquier aficionado. Que no apasionado como él.