Maravillados aún por la gesta de la
cuarteta danesa en Berlín, y por el potencial de los de la ‘dannebrog’ en la
madison, nos olvidamos muy a menudo de las opciones olímpicas de las
ciclistas nórdicas en las pruebas de fondo, en concreto de Amalie Dideriksen
en el ómnium y junto a su compañera Julie Leth, en la madison
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Superando a Wild en el Mundial de Doha. Foto: UCI
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La pasada semana
CyclingTips publicaba una entrevista con la corredora de 24 años, nacida en Kastrup, en la periferia
de Copenhague,
con ocasión de su fichaje por el potentísimo Trek-Segafredo,
donde tendrá que compartir galones con Elisa Longo-Borghini o Lizzie Deignan,
pero sobre todo con otra ciclista de características muy similares, la italiana
Letizia Paternoster, rápida como ella en carretera… y aspirante también a la
gloria olímpica en el velódromo de Izu.
Está claro que Dideriksen debe ser una de
las referentes del conjunto norteamericano en las llegadas y en las clásicas, y
más cuando su curriculum está coronado por el ‘arco iris’ logrado en el
Mundial de Doha 2016 -por delante de otra candidata olímpica como Kirsten
Wild-, tras los dos anteriores conseguidos como juvenil en las dos temporadas en
que militó en la categoría, en 2013 en Florencia y en 2014 en Ponferrada, sin
olvidarnos del bronce en 2017 en Bergen. Por ello buena parte de la entrevista
gira en torno a su próxima campaña de carretera, y en ese deseo de terminar
de explotar definitivamente.
En pista, sin embargo, no conoce el
arco iris, pero sí el maillot de campeona europea en madison, y por partida
doble (2018 y 2019) o la medalla de plata en ómnium, tanto en el Europeo de
2015 como en el Mundial de 2018, precisamente detrás de Wild. Esta última
temporada fue sexta en el ómnium y quinta en la madison del Mundial de
Berlín, resultados que no pudo mejorar en el Europeo de Plovdiv, ya que Dinamarca no participó.
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Celebrando su primer Europeo de madison. Foto: UEC |
Y es curioso porque es precisamente la
coincidencia de las temporadas de carretera y pista lo que más le preocupa.
“Este invierno no tuvimos Copas del Mundo debido a la reprogramación. Como profesional
de carretera, tengo curiosidad por ver cómo me afectará este cambio. Tengo
que clasificarme para los Campeonatos del Mundo durante la temporada de verano,
donde también corro en la carretera. Será interesante verlo”, aunque “tengo
que hacer ese trabajo de todas formas para estar en forma de cara a los Juegos
Olímpicos”.
Allí se encontrará un ómnium que ya
afrontó en 2016, y en donde no corrió la madison ya que aún no era olímpica. “El
ómnium fue más intenso, porque todavía eran seis pruebas en dos días. Las
contrarrelojes no eran mi especialidad, por lo que el nuevo ómnium me va mejor”.
La compatibilidad entre ambas disciplinas
no le causa problemas, “¿Realmente tengo que elegir una?”, comenta sonriendo,
para decir que “he soñado mucho tiempo con una medalla olímpica, pero el
arco iris también es muy especial”.
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