Técnico y de pista, doble artista (VIII): “Mis dos alegrías, el Mundial de madison y que la velocidad femenina estuviera en Rio” (Salva Meliá)

La octava entrega de nuestra serie para conocer y reconocer el trabajo y los méritos de los técnicos españoles tiene un protagonista de excepción, Salvador Meliá, uno de nuestros más destacados velocistas, dos veces olímpico, doble medallista mundialista… y seleccionador valenciano y nacional, y ahora -haciendo un símil administrativo- en expectativa de destino, centrado en su negocio familiar, aunque a sus 43 años aún tiene bastante por decir en este mundo de la pista. Un hombre con el que además he tenido la suerte de competir muchos de sus momentos, como corredor y como técnico, y que nos resume a continuación.

¿Cómo te iniciaste en pista?

En Vall d’Uxo solíamos entrenar en una pista escuela, con bici de carretera, pero nos llevaban a competir en carretera y pista. Lógicamente mi padre cuando pudo, de cadete, me hizo una bicicleta de pista y comencé a dedicarme cada vez más, ya que obtenía buenos resultados. Por ejemplo, como junior fui campeón absoluto en velocidad por equipos, en Alcázar de San Juan, aunque siempre pensando en cómo podía aprovechar esa rapidez en carretera. Cuando pasé a amateur, con Sodexho, seguí con las mismas ideas, haciendo carretera y pruebas por etapas y no lo hacía mal. Fue entonces cuando tuve la suerte de conocer a Escuredo y me orientó bastante, ya que me dijo que no podría compatibilizar las dos disciplinas. Le tengo mucho que agradecer, porque fui como un hermano pequeño para él. Fue entonces cuando ya me centré definitivamente en la pista.

¿Cuál es tu experiencia como ciclista?

Como junior, ya estuve con la selección en 1995. Al Mundial del año siguiente no fui, pero en 1997 estuve en el de Perth, con gente como Cabrero, Moreno, Escuredo... Volví en Berlín, en 1999, aunque no competí en la velocidad, sino que fue a partir de 2000 cuando se formó y se consolidó el trío de velocidad con Escuredo, Villa y conmigo. Formamos uno de los mejores tríos del mundo, con victorias y medallas en las Copas del Mundo, con el bronce en Manchester (2000) y la plata en Melbourne (2004).

La pena fueron los Juegos Olímpicos de Sidney, en que podríamos haber estado luchando por el podio. En la clasificatoria la bici me hizo un extraño y estuve a punto de caer. No me pasó nada, pero desestabilicé el equipo y perdimos tiempo, lo suficiente para ser novenos y no poder entrar entre los ocho mejores. De haber sido así, habríamos tenido una segunda oportunidad. Fue culpa mía, pero sigo sin saber realmente qué me sucedió. Pero fue bastante frustrante. Afortunadamente nos quitamos la espinita en Manchester unos meses después.

Así estuvimos hasta 2005, cuando cambiaron las cosas. En Los Ángeles no pudimos correr -un fallo a la hora de interpretar la normativa y no acudir a una Copa del Mundo les privó de poder competir en el Mundial-, y luego llegó lo de Villanueva -un positivo- y que Escuredo dejó el equipo. Al final no hubo relevo, aunque nos quedamos a muy pocas centésimas de clasificarnos para los Juegos Olímpicos. Y fue allí donde decidí dejar el ciclismo de alta competición.

¿Qué recuerdo te ha marcado más como corredor de pista?

Sin duda, haber podido ir a dos Juegos Olímpicos, aunque no fuera una buena experiencia a nivel de resultados, y las dos medallas de velocidad. Y haber podido estar en todas ellas con mi padre. Es lo más bonito que puedo recordar.

¿Cómo pasaste a ser técnico?

Ni me lo había planteado. En 2006 estando aún en activo, Amadeo Olmos -el presidente de la Valenciana- me dijo que me quería como técnico. Le dije que ni siquiera tenía el título, pero me lo saqué lo antes que pude. Cuando dejé de correr, ya me dediqué como seleccionador, aunque ya había estado echando una mano, hasta que en 2013 me llamó Amadeo y me dijo: Tengo una noticia buena para ti y mala para mí. Y es que me transmitió que Cerrón -el presidente de la Española- me quería como seleccionador. Acepté el cargo, sin dudar.

¿Qué trabajo has hecho en la Federación Española?

De entrada, quiero decir que no tengo nada malo que decir de la Federación. Como técnico he hecho lo que he querido, es decir, que se me ha respetado la planificación que quería hacer, y en el tema económico siempre he estado al día, que es algo importante, sobre todo porque pasamos algunos momentos muy delicados. Posteriormente entró Raúl Mena como seleccionador y yo estuve echándole una mano. Los dos teníamos contrato hasta final de 2020 -los contratos suelen ser por ciclos olímpicos en el caso de los técnicos federativos- y ahora mismo estoy en casa. Me han transmitido que les gustaría que siguiese, aunque es algo que depende del nuevo seleccionador -Juan Martínez Oliver-. Obviamente me gustaría seguir algunos años más, pero es la decisión del técnico y sea cual sea, la respeto.

Aparte de ciclismo, ¿qué otra actividad haces?

Ahora mismo me encargo con mi mujer del negocio familiar, desde la jubilación de mi padre. Tenemos máquinas de coses y bordar, pero también accesorios, hilos… Y por supuesto, seguimos teniendo encargos para fabricar bloques de salida. Trabajamos con tres de las empresas que los utilizan y distribuyen.

¿Cuál es tu momento favorito cuando trabajas como técnico?

Lo más importante es que todo el trabajo que haces, desde la planificación, a los entrenamientos y competiciones, se vea reflejado en los resultados. En este sentido me sentí muy partícipe de lograr que la velocidad femenina, con Tania Calvo y Helena Casas, se clasificase para los Juegos de Río.

¿Cuál es tu disciplina favorita?

Teniendo en cuenta mi trayectoria y lo que he vivido, lógicamente la velocidad por equipos. Posiblemente no sea la más vistosa y sé que las hay más espectaculares, como puede ser una madison. Pero la velocidad por equipos es una prueba que tiene mucho por dentro, que hay que trabajar bastante para lograr el éxito.

¿Qué recuerdo te ha marcado como técnico?

Por encima de todo tengo dos alegrías. La primera es el Mundial de madison que ganamos con Torres y Muntaner, sobre todo por las circunstancias que lo rodearon, con una reclamación que tardó media hora en resolverse. Como técnicos, tuvimos que ‘trabajar’ mucho para que se les diese lo que ellos se habían ganado en la pista. Por otro lado, como te decía, la clasificación de las chicas para los Juegos Olímpicos, que no se consiguió hasta el Mundial de Londres.

¿Un corredor o corredora al que hayas dirigido y te haya dejado huella?

Personalmente me gustaba mucho Julio Alberto Amores. Le ha conocido desde cadete, y le he visto crecer. Me gustaba su capacidad de trabajo y su humildad, su forma de correr sin complejos. Creo que como corredor se merecía mucho más 

(Coincido plenamente con esta observación: Amores se merecía una oportunidad como profesional)

¿Y un técnico que te haya marcado, hayas trabajado o no con él?

Siempre me ha gustado Escuredo. Un buen entrenador debe tener teoría, que lo tiene mucha gente, aunque Jose siempre ha tenido ganas de aprender, de saber más; la práctica, y muchas veces lo ha probado por sí mismo, y la gestión de lo que te rodea, de los egos. Y eso es muy difícil, sin ello no vas a ser un buen técnico.

Y para terminar, y sin extenderte –que el tema da para mucho- ¿qué harías para mejorar la pista, y en concreto en el tema que más dominas, la velocidad?

Creo que las Autonómicas deben tener esa responsabilidad, ya que tienen más medios. No me refiero a los económicos, sino por cercanía, ya que tienen gente capacitada para captar a los niños que tienen condiciones e inculcarles que valen para eso, orientarles y apoyarles. Y que los que tengas condiciones, los pasen a un programa de tecnificación. Sé que decirlo es fácil, aunque aplicarlo resulta menos.

Fotos

  1. Como ciclista de carretera con Sodexho. Facebook Salva Melia.
  2. En una final de velocidad con Escuredo, referente y 'hermano mayor'. Foto: Román Mendoza/Fed. Española.
  3. Plata en Melbourne, con Escuredo y Villa. Foto: Román Mendoza/Fed. Española.
  4. Pilotando la derny en unos Campeonatos. Foto: Román Mendoza.
  5. En los Juegos de Río, con los corredores Juan Peralta, Helena Casas y Tania Calvo y el mecánico Esteban Peña. Facebook Salva Melia.
  6. Con Julio Alberto Amores, un corredor que le dejó huella. Facebook Salva Meliá.

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