Desde el mismo momento en que Estados Unidos boicoteó los Juegos Olímpicos de Moscú, se sabía que la Unión Soviética tomaría algún tipo de represalia contra Los Ángeles 1984. Y no se complicaron mucho la vida para buscar la causa, el ambiente anticomunista y antisoviético existente en la ciudad. Y como era de esperar, arrastraron a la mayor parte del bloque soviético, salvo Rumanía y Yugoslavia -que fueron vitoreadas por ello-. Las ausencias no afectaron mucho a la participación global, ya que con 140 países presentes se alcanzaba un máximo histórico -aunque no en participantes- pero las ausencias se dejaron sentir en algunos deportes, como el ciclismo en pista.
A nivel general, destacar las figuras
de Carl Lewis, que conseguía las mismas cuatro medallas que Jesse Owens en
1936, aunque el velocista no despertaba demasiadas simpatías; a la simpática
gimnasta Mary Lou Retton, ganadora por primera vez en la historia del oro
individual completo… y al decatleta Daley Thompson que en la ceremonia de
clausura felicitó con una leyenda en el pecho de su camiseta a la organización por unos magníficos Juegos -y que tuvieron en
la ceremonia de apertura uno de sus momentos clave- y criticó en la de la espalda a la televisión
norteamericana por centrarse principalmente en los deportistas norteamericanos.
A finales del siglo se comenzó a
construir el estadio de Los Ángeles Galaxy que conllevó la demolición del
velódromo olímpico, aunque en la misma zona se levantó un recinto cubierto
-conocido inicialmente como Home Depot Center- que acogería los Mundiales de
2005 y que será la sede del ciclismo en pista en de los Juegos Olímpicos de 2028.
Como decíamos, el ciclismo en pista
fue uno de los deportes que más notó la calidad de los ausentes, en especial
germanorientales y soviéticos… de lo que se aprovechó perfectamente Estados
Unidos para llevarse dos oros, dos platas y un bronce e imponerse en el
medallero de las 32 naciones presentes, entre las que no estaba España. Y
es que en aquellos años no había nada parecido a una política sobre ciclismo en
pista y los pocos especialistas existentes se pasaban rápidamente al campo
profesional.
El gran protagonismo norteamericano se vivió en la velocidad, donde ausente el gran favorito Lutz Heßlich -campeón olímpico vigente y ganador cuatro años más tarde en Seúl, y cuatro veces arco iris -, sus dos mejores velocistas se plantaron en la final. Por un lado, Mark Gorski, retirado a principios de la década a causa de varias lesiones, pero que regresó para preparar los Juegos de casa; por otro, Nelson Vails, ‘Cheetah’, mensajero de las calles de Nueva York, pero que nunca había ganado a Gorski en una gran competición, con el mismo desenlace en Los Angeles. Para el medallista de plata, el honor de ser el primer velocista negro en estar en un podio olímpico, en una curiosa historia que podéis encontrar aquí. El japonés Tsutomu Sakamoto completaba este podio.
También aprovecharon bien los locales la ausencia de los persecucionistas del Telón de Acero. Steve Hegg, un antiguo esquiador de fondo, derrotaba ampliamente en la final al alemán -occidental, claro- Rolf Golz (4:39.35 a 4:43.82), mientras que Leonard Harvey Nitz lo hacía por centésimas al australiano Dean Woods en la final de consolación. Algún tiempo después se supo que ambos se habían preparado con transfusiones de sangre… aunque en aquellos tiempos aquello no era ilegal.
Fuentes: Olympics.org, Olympedia y
Wikipedia.
Fotos:
- Impresionante la ceremonia de apertura. Foto: Olympic.org
- El Velodromo de la California State University. Foto: Sport-Olimpic
- Roger Ilegems, el primer campeón olímpico de puntuación. Pinterest.
- El campeón del kilómetro, Fredy Schmidtke. Foto: Olympedia / Wikipedia Common
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