No hace muchas semanas escribí que no
me parecía lo más adecuado que los ciclistas montasen con bicicletas de
carretera en un velódromo, que no iban a conseguir así los beneficios que
se pueden derivar de la práctica del ciclismo en pista y que incluso podía ser
peligroso. Pero como en las últimas semanas he tenido la suerte de tomar
parte en la organización de los eventos de la Liga de Pista de la Federación
Madrileña, donde las categorías de escuelas han tenido la libertad de
montar con este tipo de máquinas -incluso con BTTs-, he podido sacar algunas conclusiones y realizar unas reflexiones
que matizan mi opinión inicial y que me gustaría compartir con todos.
De entrada, es necesario distinguir entre
dos grupos, determinados por la categoría de sus licencias federativas. Por
un lado, los promesas y principiantes, niños que se inician en esto de la
bicicleta y que ante todo van a jugar, a pasárselo bien, sin ningún tipo de
condicionamientos. Por ello, ver a un centenar de niños y niñas en estas
tres jornadas disfrutar como enanos en el velódromo de Galapagar me hace pensar
que lo importante es que se inicien en la bicicleta dónde y cómo sea, da lo
mismo que sea en un patio de colegio, que en unas veredas campestres y, por
supuesto, en un velódromo, que quizá sea el recinto más adecuado. Ya tendrán
tiempo de especializarse. Por ello aplaudo también la iniciativa de la FMC
de crear la Liga de Ciclismo Multidisciplinar en este mismo sentido.
Eso sí, para estos chavales, el tipo
de prueba a realizar era lo de menos. Aparte del lógico desconocimiento
táctico a edades tan tempranas, es fácil que haya muchas diferencias físicas
según estén más o menos avanzados en sus desarrollos, por lo que se marcaban
diferencias insalvables desde el principio por este motivo, y no por su sentido táctico. El
que salía más fuerte, ganaba, fuera una danesa o un scratch en el que
importa sólo la llegada; una puntuación, en la que pasaban en cabeza tanto en
el sprint intermedio como en el final, o incluso una eliminación, aguantando de
principio a fin en la primera posición. Por ello, no estaría demás articular
pruebas más de habilidad, y en este sentido la Federación Balear suele
organizar disciplinas bastante originales para sus ciclistas más jóvenes. De momento, lo importante ha sido arrancar.
En cuanto al segundo grupo de edad, que
incluye infantiles y alevines, estamos hablando de corredores que ya conocen
los rudimentos de la competición en pista, pero que no se benefician plenamente
al competir con las bicicletas de carretera, con carreras marcadas por los
frenazos, los parones, aunque sin sensaciones de peligro, eso es cierto, pero sin ese pedaleo continúo tan provechoso.
Está claro
que comprar una máquina de pista es algo que puede quedar fuera del
presupuesto de muchos padres, sobre todo cuando no se sabe si esta
disciplina será ‘interesante’ para sus hijos fuera ya de la novedad y de que le
condicionen las ‘obligaciones’ de la carretera, que para casi todos es la prioridad. Por este motivo, deben ser
las Federaciones Territoriales las que cedan estas bicicletas en esta primera
etapa de aprendizaje. Sé que no es fácil ni barato, pero algunas ya lo han
hecho y los resultados están a la vista, por lo que la idea debería ser
asumida por las demás, aunque sea ‘convenciendo’ a las Consejerías de las que
presupuestariamente dependen las Autonómicas. El ciclismo, y no sólo el de
pista, lo agradecerá.
Si hay algún fabricante que puede atender este mercado tan específico es sin duda Paco Bike, de Taiwan, por supuesto.
ResponderEliminarEstuve en contacto con ellos hace 5 años, y ofrecían precios muy razonables, siempre y cuando se completara un contenedor (unas 200 bicicletas). Hablo de 195 US$ para una bicicleta de rueda 20", 210 US$ para una de 24" y 225 US$ para una 700C, tallas 47 a 58. Aranceles, gastos de Aduana e IVA aparte, claro, pero en cualquier caso por debajo de 300 € la unidad.
Si se ponen de acuerdo varias federaciones y/o clubes, es una posibilidad.