Dos importantes novedades relativas al ciclismo en pista acaecieron en Seúl 1988. La más importante, la presencia por primera vez de féminas en el velódromo –que ya habían debutado en carretera en Los Ángeles-, aunque restringidas únicamente a la velocidad frente a las cinco pruebas masculinas; la más cercana, la presencia por primera vez desde Roma 1960 de un equipo español, con seis integrantes, aunque sin ninguna fémina, cumpliéndose el objetivo marcado por Joan Serra y Pedro Ramis de estar presentes en las grandes citas del calendario, y pensando en Barcelona’92.
Por lo
demás, los Juegos sufrieron un leve aplazamiento respecto a las fechas que ya
se habían convertido en habituales, disputándose entre el 17 de septiembre y el
2 de octubre, con las pruebas de pista
programadas del 20 al 24, y que se disputaron en el Velódromo Olímpico de Gong-won, un
recinto terminado dos años antes, al aire libre, con una pista de madera de
333,33 metros y con capacidad para 6.000 espectadores y que en la actualidad todavía
se utiliza, aunque el campo de fútbol interior parece tener prioridad.
La Unión Soviética sumaría otras tres medallas de oro
más. La primera, con Aleksandr Kirichenko en el kilómetro,
en una prueba que tuvo su anécdota, ya que el corredor hizo la última vuelta
con la rueda trasera parcialmente desinflada. El entrenador soviético, Boris
Vassiliev –bien conocido en España donde ejerció algunos años después-, prefirió que el Kirichenko continuara su
intento a que parase ya que le pesaría el cansancio para hacer un tiempo mejor
del que llevaba. Acertó, ya que los 1:04.499 no serían superados por el
otro gran favorito y vigente campeón del mundo, Martin Vinnicombe, que marcó 1:04.764. El podio lo completaba el
germanoccidental Robert Lechner y a apenas cinco centésimas del podio, en quinto lugar terminaba un joven Bernardo
González, ganador del primer diploma olímpico de la historia de la pista
española, y al que le dedicamos un post específico.
Con los dos mejores perseguidores individuales del mundo como habían demostrado con tres dobletes en los Mundiales anteriores, Vyacheslav Yekimov –o Ekimov, como se solía transcribir en España- y Giantautas Umaras, la Unión Soviética era la gran favorita, con un equipo que completaban Arturas Kasputis, Dmitry Nelyubin y Mindaugas Umaras. Un torneo de altísimo nivel en el que Australia, la URSS, Alemania Oriental y nuevamente la Unión Soviética batieron el record del mundo en las clasificatorias, y en la final en la que se midieron ambos equipos, aunque lógicamente sólo valdría el de los ganadores (4:13.31 a 4:14.09). Steffen Blochwitz, Roland Hennig, Carsten Wolf, Dirk Meier y Uwe Preißler fueron los ganadores de la plata, y Australia (Brett Dutton, Wayne McCarney, Stephen McGlede, Dean Woods y Scott McGrory), del bronce, al superar a Francia en la final B.
Con un solo participante permitido por país en la persecución individual, Umaras fue el elegido en vez de Yekimov y no decepcionó, aunque la rápida arrancada del australiano Dean Wood le permitió llevar la cabeza en la final durante las nueve primeras vueltas, aunque al final se impondría con una cómoda diferencia de tres segundos. El soviético no fue, sin embargo, el más rápido en la clasificatoria, sino que cedía ante el germanooriental Bernd Dittert, que, al caer en la semifinal ante Wood, se veía abocado a la lucha por el bronce, donde superaba al británico Colin Sturgess. La representación española corrió a cargo de Martiarena (4:54.39), decimoséptimo.
Por cierto, Yekimov jamás ganaría una medalla individual en los Juegos en pista, aunque sí por partida doble en carretera,
concretamente en las contrarrelojes de 2000 y 2004.
La única prueba que terminó en el bloque
occidental fue la puntuación, en la que
el danés Dan Frost –campeón del mundo en 1986- y el neerlandés Leo Peelen consiguieron
ganar vuelta y sentenciar la prueba, siendo más rápido en los sprints el
nórdico (38 a 26), aunque menos que el soviético Marat Ganeyev, vigente ‘arco
iris’, al que sus 46 puntos, solo le sirvieron para lograr el bronce debido a
esa vuelta perdida.
Antonio Salvador
Barrado logró pasar la criba de la clasificatoria –que se mantuvo hasta 1992-,
aunque en la final apenas tuvo protagonismo para terminar en el puesto 18, a tres vueltas del vencedor. Una
prueba que tuvo como participantes, aunque sin protagonismo a ciclistas como el
germanoriental Olaf Ludwig, que llegaría a poder ser profesional en los
noventa, al francés Pascal Lino o al
italiano Giovanni Lombardi, ganador del oro en Barcelona’92.
Fuentes:
Olympics.org, Olympedia y Wikipedia.
Fotos
- Velódromo de Seúl. Foto: Waymarking
- Salumae, en acción. Foto: Olympics
- La cuarteta rusa, en acción. Foto: Pinterest
- Campeón de la puntuación. Photoalbum Dan Frost
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