Concentrado con la selección francesa hasta el pasado miércoles en el velódromo de Saint Quentin-en-Yvelines. Morgan Kneisky sigue haciendo méritos para convencer al técnico galo Steven Henry que debe ser él quien esté en los Juegos Olímpicos de Tokio compitiéndose en la madison.
Triple campeón del mundo en esta disciplina, y con tres compañeros distintos - con Vivien Brisse en 2013, con el que fue bronce en 2011 y 2014, con Bryan Coquard en 2015 y con Benjamin Thomas en 2017, tras haber sido plata un año antes- confía en rematar su carrera a sus 33 años, como contaba esta semana en L’Est Republicain.
Thomas y Kneisky, junto a Torres y Mora en el podio del Mundial de Londres. Foto: RM |
“Hay una plaza para Thomas y tres aspirantes
para la segunda: Donovan Grondin, Kevin Vauquelin y yo”, explica el pistard
de Besançon, que tiene un cuarto título mundial, en scratch en 2009. “Hacemos
pruebas en cada ‘stage’, pero todo ha cambiado. La juventud de sus dos rivales
–nacidos en 2000 y 2001, respectivamente- contrasta con las cualidades de
Kneisky. “Tengo el conocimiento, la
experiencia. Táctica y técnicamente, estoy por encima”, dispuesto a
hacer valer su experiencia para leer en carrera todos los elementos clave de
esta disciplina que requiere mucha agilidad mental: los movimientos del
pelotón, la condición física propia y del compañero, así como de los rivales, de
su compañero, el cálculo de puntos… “De todo el grupo, soy el que tiene más
experiencia. Creé un vínculo con
Benjamin y tenemos automatismos entre nosotros".
Kneisky indica
también en la entrevista que está en
mejor condición física tras dejar el Groupama Continental, realizando ahora un
mayor trabajo de preparación física en el COPS, en Besançon, aunque lamenta
que solamente haya podido correr dos veces este invierno, cuando las pruebas de
Seis Días iban a ser la clave de su preparación. En todo caso, a la espera de la
disputa de la Copa de las Naciones, la
selección francesa se alineará a mediados de mes en el Belgian Open Track
Meeting, en Gante.
Todo ello con ese
objetivo olímpico que, aunque diferente en esta edición –“el velódromo está
lejos, no habrá pistards en la Villa Olímpica, ni público en las gradas-, siguen siendo los Juegos Olímpicos”.
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