Australia cuenta con un largo historial de éxitos en la velocidad femenina, liderado por la campeona olímpica y once veces campeona del mundo Anna Meares y respaldado por Stephanie Morton y Kaarle McCulloch, campeonas del mundo de la velocidad por equipos en 2019. Sin embargo, tras la retirada de Morton, Australia no ha anunciado si participarán en esta disciplina en Tokio este verano, aunque es de suponer que Kristina Clonan será la sustituta y la que acompañe a McCulloch en la cita olímpica.
Pero las perspectivas para París 2024
son distintas, ya que esta última tendrá 36 años y difícilmente podrá formar
parte del equipo. Además, la disciplina se disputa con tres corredoras, por
lo que será necesaria una mayor cantera, que actualmente Australia no
parece disponer de ella.
De ahí que la nueva responsable australiana
de la velocidad femenina, Lynne Munro, haya puesto en marcha un nuevo
programa, Olympic Fast Track, que pretende buscar deportistas excepcionales
en otras disciplinas y conducirlas hacia la velocidad, con el objetivo de poder
estar luchando por el podio en los próximos Juegos Olímpicos. “Buscamos
mujeres audaces que quieran dar un paso adelante y lograr algo excepcional”,
comenta Munro quien quiere precisar que “este viaje hacia el éxito impacta
positivamente en el futuro de las mujeres en el deporte".
"Es una visión audaz, pero hay
una gran oportunidad aquí para liderar el camino no solo para nuestro
deporte, sino también para dar forma al diseño de entornos de rendimiento para
mujeres. Como uno de los países con más éxito en las disciplinas de
velocidad, tenemos un profundo conocimiento y experiencia que aprovechar y
superaremos los límites de nuestras prácticas de preparación y entrenamiento dentro
del programa".
Un programa original en el enfoque y la captación, aunque cada vez es más frecuente que la velocidad en pista tenga que recurrir a otros deportes para reclutar corredores.
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