Técnico y de pista, doble artista (X): “Arreglaría ya el velódromo de Zaragoza, epicentro de muchos sitios importantes” (César Latorre)

En las Federaciones Autonómicas más pequeñas o con menos medios, es normal que un técnico sea el responsable de varias disciplinas. Es el caso de Aragón donde César Latorre, en colaboración con el director técnico, Alfredo García, se ocupa de diferentes parcelas, entre ellas la pista. Posiblemente nadie tan polifacético como él, 23 veces campeón de Aragón en todas las modalidades existentes cuando corría –carretera, pista y ciclocross, ya que todavía no había BTT-, pero con un amplio currículum en pista.

¿Cuál es tu experiencia como ciclista?

Empecé a los 15 años. Mi padre había corrido y me compró una bici de las malillas. Era final de temporada y había una carrera en Zaragoza, me apunté… y no terminé. Pero a la siguiente ya quedé tercero. Desde ese momento hasta los 29 años, sin parar, en equipos principalmente de Aragón, pero también en Cantabria con el Santisteban o en Cataluña, donde terminé con el Escuredo, donde coincidí, incluso como compañero de habitación con José Antonio. He corrido en todas las provincias de España, menos en Huelva y Cuenca, y en casi todas las Vueltas del calendario nacional, con buenos resultados. Gané etapas en pruebas como Lérida, la Semana Aragonesa o la Aragón-Bearn y he sido el único que ha ganado dos veces la Berga-Sant Boi. ¿Pasar a profesionales? A los 25 o 26 años estaba al nivel de los mejores, pero ya era mayor. Tuve dos ofertas, pero no quise porque me ofrecían correr por los gastos. Y aparte de que no veía claro el papel que iba a tener en esos equipos, en aquellos tiempos con la beca de la DGA y los premios ganaba más. Eso sí, pude competir en dos Vueltas as Burgos con los profesionales y recuerdo también una Zaragoza-Sabiñánigo, en la que me escapé y me atraparon a pocos kilómetros de meta.

¿Cómo te iniciaste en pista? 

El velódromo de Zaragoza lo hicieron en 1983, y enseguida mostramos interés. La primera vez que corrimos fue con bicicleta de carretera, porque nadie tenía de pista. Ignacio Labarta –en aquel entonces, técnico del CAI- nos preparó para ir al Campeonato de Barcelona en 1984. Nos preparamos muy bien para la americana, y la prueba es que la otra pareja de Aragón logró el bronce. Desde entonces procuraba correr siempre que hubiera alguna prueba en pista, aunque en la mayoría de los equipos en que estuve no querían que lo hiciera. Recuerdo haber corrido una prueba en Alcalá de Henares, cogerme el tren, dormir en el coche cama y al día siguiente estar en Barcelona para el Trofeo Inauguración. 


También estuve con la selección. Un día estaban entrenando en Zaragoza y nos dejaron participar en una prueba y gané. Me llamó Gabriel Saura para ir a las concentraciones que entonces hacían en Mallorca, y sobre todo probé tras moto, con Toni Cerdá, ya casi en los 90. Pero por aquel entonces ya estaba de capa caída. Y además ya era mayor. Eso sí, el último año que corrí sólo hice pista. 

¿Qué recuerdo te ha marcado más como corredor de pista? 

Sobre todo, lo de los Seis Días. Había leído los libros de Juan Carlos Pérez, que era lo poco que había entonces y me atraían bastante. Y afortunadamente tuve la oportunidad de correr los últimos que se hicieron en Madrid, en noviembre de 1986, aunque no los absolutos, sino los del porvenir. Corrí con Lorenzo Escolano, que murió poco después, atropellado por un camión. Imagino que el ambiente no sería igual que el de los grandes, en Europa, pero fue una gran experiencia. Pero siempre me ha gustado más que el de la carretera, que como digo yo, es más ermitaño, cada uno va a lo suyo. En la pista hay más camaradería. 

También tengo un buen recuerdo de cuando batí el record de la hora aragonés. Me dieron 25.000 pesetas y pensaba más en no hacer una súper marca para poder intentarlo de nuevo y tener de nuevo ese premio económico. Al final me quedé en 41,600… y no lo volví a intentar. Por cierto, hay muchos que piensan que subirse en un velódromo e ir muy deprisa es fácil, pero en cuanto llevan algunos minutos rodando a 45 por hora, les duele todo. Es bastante duro. 

¿Cómo pasaste a ser técnico? 

Dejé de competir en 1991, y al año siguiente en la Federación Aragonesa hicieron un proyecto de captación, para dar charlas. Pero no pude estar mucho tiempo. Luego volví a la Federación hace seis años. 

¿Qué trabajo haces ahora en la Federación Aragonesa?

Volví cuando Luis Marquina fue elegido presidente. Éramos un grupo de amigos que nos conocíamos de cuando corríamos. Por ejemplo, con Alfredo (García) había corrido muchas madison, porque nos compenetrábamos muy bien. Comencé con el BTT y también con el ciclocross, que me gusta bastante, y luego nos hemos repartido un poco entre Alfredo y yo las distintas disciplinas. Sin obligaciones. En cuanto a la pista, desgraciadamente no hay mucho ahora en Aragón, apenas un par de cadetes que los llevo a las Ligas que no nos pillan lejos. Es una pena que no haya más que quieran hacer pista, pero tampoco vas a ir con una escopeta a los clubes. 

Aparte de ciclismo, ¿qué otra actividad haces? 

Cuando me retiré, no tenía nada para dedicarme profesionalmente porque el ciclismo te ocupa mucho tiempo. Corría enganchando varias pruebas por etapas seguidas y un año llegué hasta los 37.500 kilómetros. Por eso tuve que formarme e hice un posgrado de mantenimiento industrial y no me fue mal porque es a lo que ahora me dedico. 

¿Cuál es tu momento favorito cuando trabajas como técnico? 

Cuando les dices algo a los chicos y lo acatan. Mi hijo y mi hija juegan al fútbol y han llegado a un buen nivel y siempre les he dicho esto, que hagan lo que dice el entrenador, aunque se equivoque. Si es un buen técnico, reconocerá que se ha equivocado, y todos aprenderán de la experiencia. Y si sale bien, no hay nada más satisfactorio para todos. 

¿Cuál es tu disciplina favorita? 

La americana y la puntuación siempre han sido favoritas. No me canso de ver los videos de Llaneras, que era un auténtico fenómeno. Por cierto, mi última carrera fue una australiana –una persecución por equipos en la que se van retirando los corredores- con Llaneras entre otros y ganamos en el velódromo de Horta al Reynolds. Aparte de ser las pruebas que más he corrido, puedes aprovechar otras circunstancias.  Siempre les digo a mis corredores que de una semana a otra no te van a salir alas, pero pueden pasar muchas cosas, que los favoritos no estén bien, que puedas aprovechar tu momento para ganar vuelta. Yo no era un corredor con muchas capacidades, pero ganaba porque era listo y podía aprovecharlo ante otros que eran más rápidos. Por ejemplo, en un critérium gané a Iglesias y Van Brabant, que no se explicaban cómo podría haberlo hecho, y era simplemente por ser más hábil. 

¿Qué recuerdo te ha marcado como técnico? 

Cuando Sergio Pérez ganó el Campeonato de España de scratch, en el 2015 en Galapagar. Aparte de ser hijo de un buen amigo, fue una carrera en la que nuestra intervención fue decirle que corriera con menos desarrollo y que atacase. En el velódromo no me suelo colocar junto a los otros técnicos, sino que prefiero estar más aislado. Y cuando vi lo que estaba pasando en carrera, con tanto marcaje, le dije que atacase y lo interpretó muy bien. El que da pedales es el chico, pero en la pista la cabeza es muy importante. Y también recuerdo el bronce de Diego Badorrey, también en scrach, en 2018-. Con el BTT he ido a un Campeonato con cuatro ciclistas y tres han cogido medallas, por lo que mi papel era, como yo digo, de conductor. Pero aquí tenemos pocos corredores y una medalla nuestra es como ganar tres o cuatro para otras selecciones. 

¿Un corredor o corredora al que haya dirigido y te haya dejado huella? 

Una chica que se llama Ana Monfort. No ganó en el velódromo, pero sí fue campeona de España de cadetes en 2016 y tercera en el de juniors en 2018. Vivía en Caspe y hacía muchos kilómetros para entrenar, con muchísima ilusión y ganas. Un día vino con fiebre, pero no nos dijo nada por si no la dejábamos salir. Siempre estaba muy atenta y es que en general, las chicas acatan mejor lo que les dicen. Desgraciadamente ya no corre, ha dejado de hacerlo por los estudios. 

¿Y un técnico que te haya marcado hayas trabajado o no con él? 

En esto no soy nada original, Jaume Mas. No sólo por lo que ha hecho, sino por todo lo que dice. No soy muy de redes sociales, pero cada vez que comenta algo, me gusta leerlo porque es algo interesante.

Para terminar, y sin extenderte –que el tema da para mucho- ¿qué harías para mejorar la pista? 

Lo primero arreglar ya el velódromo de Zaragoza. Somos el epicentro de muchos sitios importantes: a 300 kilómetros tenemos el País Vasco, Cataluña, Madrid, Valencia… Si se pudieran organizar pruebas se harían carreras con bastante nivel. Por otro lado, me gusta la Liga de Pista que se está haciendo este año. Hasta hace poco, tan sólo había competiciones en los velódromos cubiertos y hay muchos descubiertos que no estaban aprovechados. Ahora tienes 14 carreras, que es un buen número, y en una época del año en la que no vas a tener los problemas del año pasado con la prueba de Bérriz por la lluvia.

Fotos (Facebook César Latorre)

  1. Los últimos años de corredor, en el equipo de La Jabugueña, donde coincidió con José Antonio Escuredo
  2. Con la selección de Aragón
  3. Surplace con Alandete en el velódromo aragonés
  4. En una entrega de galardones con 'Karmany'
  5. Muchos años después, en el velódromo de Zaragoza, con Alfredo García y el paratriatleta Rafa Solis

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