No tengo ninguna duda de que el recién suspendido Campeonato de Europa terminará celebrándose. Primero porque es un evento absolutamente necesario como test para muchas selecciones y corredores, y más en una temporada marcada por el aciago devenir de la Copa de las Naciones, y que ya ha obligado a bastantes improvisaciones. Y segundo porque la UEC ya hizo todo lo posible en 2020 para celebrar sus dos Europeos, y los salvó con nota alta… aunque recibiese una injusta bofetada en forma de baja participación en Plovdiv.
Pero en esta ocasión no sólo es
importante que se celebren, sino que lo hagan en la fecha prevista o como
mucho, una semana después. Como me comentaba ayer un corredor español, un
cambio de ubicación es problemático para las Federaciones, a nivel logístico,
pero un cambio de fechas trastoca toda la preparación de los pistards, lo
que es especialmente grave para aquellos que tienen Tokio como gran objetivo.
Por ello, hay muy poco tiempo para
reaccionar, ya que para el inicio previsto faltan apenas 25 días.
Por otro lado, en un magnífico artículo de CyclingTips,
se expone que ninguno de los otros dos candidatos que se postuló anteriormente
ha contactado con la UEC en las últimas horas. En el caso de Apeldoorn
parece complicado, ya que deben organizar los otros Europeos, los sub23 y
juniors, en la segunda quincena de agosto, pero Dinamarca fue la que más ofreció para ser alternativa. Y que tampoco se olvide que San
Petesburgo (Rusia) ya manifestó -adelantándose a los acontecimientos- que quería
organizar un Europeo este año.
Y aunque no son temas relacionados directamente con este
Europeo, no quiero terminar sin lanzar tres preguntas al aire,
para que cada uno los conteste como quiera o pueda:
- Los distintos anuncios de renuncia o de boicot de distintas Federaciones ¿han sido realmente por solidaridad política o por las dificultades logísticas que supone el cierre del espacio bielorruso y la cancelación de operaciones por parte de diversas aerolíneas, aunque convenientemente barnizado como gesto de protesta?
- Bielorrusia es un país importante en la UEC, con compromisos pendientes que no se han podido atender y ya ha anunciado que tiene previsto organizar este Campeonato en el futuro, aunque no podrá ser en 2022 ya que Munich será la sede multideportiva. ¿Volverá la normalidad institucional, aunque Alexander Lukashenko siga siendo presidente?
- ¿Qué criterio se
adoptará de cara al Mundial de Turkmenistán en octubre, el de no mezclar política
y deporte o el de la
solidaridad que ahora ha imperado en Bielorrusia? Porque la nación
centroasiática es el paradigma de todo lo contrario a una democracia, no una simple anécdota internacional, y en donde
la represión, sin ser tan manifiesta como la bielorrusa, es un hecho constatado.
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