Sin duda si hay algún país que se ha cubierto de gloria en lo que ha sido la elección de sus representantes olímpicos ha sido México. El trabajo de todo un ciclo olímpico se saldaba con la consecución de tres plazas de pista, destacando la del equipo femenino de velocidad, ya que la participación está restringida a sólo los ocho mejores países del mundo, así como otra plaza en ómnium, también femenino.
Jessica Salazar. Foto: Panamericanos
Pero a las autoridades ciclistas mexicanas no se les
ocurrió otra cosa que complicarlo todo organizando un Selectivo, un evento
de un solo día en el que las corredoras debían ganarse las plazas. Y claro, lo
que puede suceder, sucede, y las dos Salazar, que no tuvieron su día, no
ratifican su presencia en Tokio. Lo que creían que era sólo un test se
convierte en una decisión irrevocable: las velocistas Gaxiola y Verdugo son
las elegidas, mientras que en fondo se opta por Victoria Velasco, una corredora
muy prometedora, pero joven –es su primer año como élite- y sin experiencia
internacional como élite, algo que será clave en el desenlace de la historia.
Y es que la UCI rechaza la inscripción de
Velasco por este motivo, ya que es necesario haber conseguido
un mínimo de 10 puntos en las pruebas de clasificación. Las autoridades
mexicanas dan una explicación tan peregrina como vergonzante, ya que
argumentan que no consiguió los puntos porque era juvenil y no podía correr,
pero que los tiene en las pruebas de su categoría. Sin comentarios.
Yareli Salazar. Foto: Fedeciclismo
¿Y quién correría el ómnium? Pues la otra Salazar, Yareli.
Aunque no esté inscrita para la pista, lo está para la carretera y con ello
podría participar también en el velódromo.
Como vemos, no hay bien que por mal no venga,
y este cúmulo de errores ha llevado paradójicamente a una situación positiva
–salvo para Velasco, ‘engañada’ por la torpeza de los dirigentes-. Eso sí, que
el error sea fácilmente corregible, no quiere decir que sea perdonable, y todos
los culpables deberían presentar su inmediata dimisión… algo que es tan
improbable en México como en España.
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