Jason Kenny se despide de Tokio con otro oro olímpico en un increíble keirin y lleva a Gran Bretaña de nuevo a lo más alto del medallero

Histórico séptimo oro de keirin. Foto: UCI Track

Terminaron las competiciones en pista de los Juegos Olímpicos con uno de los mejores momentos de la semana, con la victoria de Jason Kenny en el keirin. Al británico le tocó conducir en la final, pero lo que no se podía esperar es que justo en el momento en que se retiraba la derny, el australiano Mathew Glaetzer, que le seguía, dejase un hueco de bastantes metros. El británico dudó al principio, pero enseguida vio que era un ahora o nunca, aunque quedasen casi tres vueltas completas, aceleró la máquina y se fue lanzado a por el que era su séptimo oro olímpico, que junto a las dos platas que tiene le convierten en el ciclista olímpico más laureado de la historia: campeón olímpico de velocidad en 2008, 2012 y 2016 (y subcampeón en Tokio), de velocidad en 2012 y 2016 (y segundo en Pekín), y de keirin en 2016 y 2020.

Cuando el neerlandés Harrie Lavreysen reaccionó, ya era demasiado tarde, aunque el neerlandés pudo finalmente subir al podio, pero a recoger el bronce, ya que Azizulhasni Awang le superaba y se hacía con la plata. El malayo se lamentaba de la oportunidad perdida, de ese oro como premio a su carrera al que aspiraba, pero algunos minutos después era la viva imagen del agradecimiento. Y para Lavreysen, aunque no lograse el triplete como en el último Mundial, la alegría de saberse como el gran triunfador de estos Juegos, con los dos oros de las velocidades y el bronce del keirin. Una final que no tuvo presencia japonesa: Yudai Nitta caía en cuartos y Yuta Wakimoto no lograba entrar en la final, aunque ganaba la del séptimo puesto. Una consolación que supo a poco.

Podio del keirin de muchos quilates. Foto: UCI Track

Para el siete veces campeón olímpico este triunfo es “como si hubiera renacido. Parecía tan lejos ayer y anteayer y ahora de nuevo campeón. No fui tan rápido como quería en las dos pruebas anteriores, por lo que llegaba al keirin sin nada que perder. No me gustaba ir el primero, pero cuando miré hacia atrás, y vi el hueco, apreté y a por todo. Se me hizo muy largo, parecía que tardé media hora en la última vuelta. Pero conseguí llegar”.

Awang se lamentaba “por no haber podido conseguir el oro para mi país, pero de todas formas feliz por la plata”, a la vez que alababa el comportamiento de Kenny. “Así es el keirin. Tuvo las agallas de hacer ese movimiento y aprovechó la oportunidad. Todo el respeto por Jason”.

El triunfo de Kenny, además, llevaba a Gran Bretaña a lo más alto del medallero, algo que no parecía fácil al inicio de los Juegos, el mantener la tradición de Pekín, Londres y Río. Pero han sido siete medallas (tres de oro, otras tantas de plata y un bronce), frente a las seis de Países Bajos (tres, una y dos).

En total 16 países subieron al podio en algún momento y aparte de británicos y neerlandeses se llevaron sendos oros Dinamarca (madison masculina), Alemania (persecución femenina), Italia (persecución masculina), China (velocidad por equipos femenina), Estados Unidos y Canadá, que se estrenaron hoy. España se va de Tokio con la sexta plaza de la madison y la décima del ómnium.

Un ómnium muy accidentado que domina Valente desde el principio

La medalla estadounidense llegaba en un ómnium femenino muy accidentado, marcado por una caída en el scratch inicial que afectó hasta a nueve corredoras a las que se decidió con muy buen criterio dar a todas los mismos 16 puntos, para no marcar de entrada el ómnium, aunque es cierto que algunas afectadas como Laura Kenny o Elisa Bálsamo ya perdían casi de entrada sus opciones, lo mismo que Lotte Kopecky y Daria Pikulik que incluso abandonaban poco después. 

Valente, líder de principio a fin. Foto: UCI Track
Valente se imponía a Yumi Kajihara, y ambas mantendrían desde ese momento hasta el final las dos primeras posiciones. Kenny quiso recuperar la situación en la carrera tempo, donde ganó por delante de Kirsten Wild, pero una temprana eliminación fue la puntilla. Fue Clara Copponi quien se llevaba esta tercera prueba, tras la cual estaba claro que la carrera estaría entre Valente y Kajihara, separadas por dos puntos, con Anita Yvonne Stenberg en una tercera posición provisional, pero con la amenaza cercana de Amalie Dideriksen y Kirsten Wild, con opciones de podio, pero con bastante más escasas de llegar a las dos primeras plazas.

No obstante, ambas lo intentaron, pero sin poder ganar esa vuelta que necesitaban. Por lo tanto, a Valente le valió con asegurar tres sprints -entre ellos el último- para llevarse el triunfo, con 124, por 110 de la japonesa, que incluso pudo perder el segundo lugar en el último sprint: Wild fue tercera, lo que se traducía en llevarse el bronce (108 puntos), pero con algún puesto mejor la neerlandesa habría sido plata. Por cierto, ese último sprint se lo llevaba Kenny, lo que le valía para terminar sexta en un torneo en que con un poco menos de mala suerte habría estado bastante más arriba. Destacar también la regular actuación de Stenberg, que no pudo aguantar la acometida final de Wild y Dideriksen, terminando séptima, y las buenas maneras de la joven portuguesa Maria Martins, que terminaba con diploma olímpico, el séptimo lugar.

Ahora mismo me atraviesan cien emociones distintas y todavía no sé lo que siento al habar ganado -indicaba la estadounidense-. Han sido cinco largos años y desde luego estoy muy feliz. Llegué líder a la puntuación, pero con escasa diferencia por lo que me la tuve que plantear como otra carrera más, dejando la medalla que podía ganar en un segundo plano”.

Kelsey Mitchell, la reina de la velocidad

Mitchell celebra su triunfo. Foto: UCI Track

Por su parte, Canadá terminaba estos Juegos ratificando la gran actuación de sus velocistas ya que al bronce de Laurine Genest en keirin se le sumaba el triunfo hoy en la velocidad individual con Kelsey Mitchell, que ya ha dejado de ser la ex futbolista para convertirse de pleno derecho en la mejor velocista del planeta, con el título olímpico. La presunta inexperiencia no apareció en ningún momento, y superaba en dos enfrentamientos en la final a una Olena Starikova que también ha rendido a un altísimo nivel en estos Juegos.

El único momento complicado para Mitchell fue la semifinal ante Emma Hinze: tras ganar la primera manga, la germana empató, pero la norteamericana hizo valer su fuerza en la decisiva. La alemana, quizá desmoralizada, quizá cansada, no tuvo ninguna opción en la lucha por el bronce, que fue para la veterana hongkonesa Sarah Lee Wai Sze. Al final las alemanas, las grandes triunfadoras del último Mundial, quedaban cuarta y quinta, ya que Lea Sophie Friedrich se llevaba la manga de la quinta a la octava.

“Después de un año y medio de entrenamiento en un velódromo vacío, tener gente en boxes y algunos espectadores ha sido muy especial, porque todos estaban animando y las carreras han sido mejores. Sabía que para ganar tenía que hacer un sprint largo y eso he hecho, arrancar temprano y por supuesto aguantar”, indicaba la canadiense.

Resultados

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