A diferencia de los Juegos Olímpicos donde el ciclismo en pista es la más olímpica de todas las disciplinas ciclistas por su presencia en todas las ediciones menos en 1912, en el caso de los Juegos Paralímpicos, el ciclismo fue una modalidad que tardó en introducirse, y en el caso de la pista, hasta diez ediciones pasarían antes de ver competiciones en los velódromos.
Hay que recordar que la
primera edición de los JJ.PP. se celebró en Roma, y que en los primeros
años incluso se disputaron en sedes distintas como sucedió en 1968 (Tel Aviv),
1972 (Heidelberg), 1976 (Toronto), 1980 (Arnhem) y 1984 (Stoke Mandeville &
New York), para ya coincidir definitivamente desde Seúl 1988 hasta nuestros
días.
Pérez Tello. Twitter Dxtaaptado |
Pérez Tello, primer
campeón español
Atlanta’96 supuso un
sensible aumento del protagonismo del ciclismo, no sólo por aumentar hasta 23 el número de
pruebas, sino porque once de ellas eran en pista: ocho para tándems
-persecución y kilómetro en categorías masculina, femenina y mixta y 200 metros
para hombres y mixto- y tres para discapacitados físicos, una suerte de
omnium sobre el que no he encontrado ninguna información específica, aunque sí
el hecho de que el granadino Miguel Ángel Pérez Tello se proclamase como el
primer campeón paralímpico español en ciclismo en pista, en la clase LC3,
aunque ya se había llevado un bronce en Barcelona’92 y tres medallas más en
esquí de fondo, en los Juegos de invierno. Una caída al vacío cuando escalaba el Eiger se saldó con la fractura de las dos piernas y el retraso
en rescatarle por las pésimas condiciones climatológicas, y la congelación
subsiguiente, le costó la amputación de los dos pies, algo que no le arredró a la hora de practicar estos deportes.
La otra medalla del
combinado español, que llevó 26 paraciclistas, la consiguió el tándem
formado por los andaluces Francisco Lara-Belén Pérez, un bronce en persecución.
José Andres Blanco. Cedida a Revista Fusión |
En esta ocasión, no hubo
oros para España, pero sí una medalla de plata para José Andrés Blanco, un madrileño afincado en Asturias, que se enganchó a la bicicleta como forma de recuperación tras un grave accidente de parapente, y que no se esperaba la medalla en
pista después de haber logrado el bronce en carretera, ya que no competía en
estas disciplinas al no haber velódromos en Asturias. “Es
una pena que no tengamos aquí en Asturias un velódromo en condiciones, porque
es una especialidad en la que yo aprendí mucho y que cuando la pruebas, te
engancha”. Igualmente, los tándems Abelardo Gandía-José Muñoz y Jordi
Domingo-Cristian Venge -el mismo que estará dentro de pocos días en Tokio-
conseguían la plata y el bronce en la persecución.
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