Ya lo advertía antes de los Juegos el seleccionador nacional, Félix García Casas, de que repetir el balance de los siete metales de Londres era imposible, y que cinco era una opción más realista. Sin embargo, el balance final fue de sólo tres medallas, dos de las cuales se consiguieron en pista, a cargo de Alfonso Cabello, en el kilómetro C4-C5 y el trío de velocidad, con Amador Granados, Eduardo Santas y el propio Cabello. No obstante, el técnico español se daba por satisfecho, ya que el balance estaba dentro de lo esperado y tan sólo faltó que la cuarta plaza de Ignacio Avila y Joan Font en la persecución -campeones del mundo vigentes- se hubiera traducido en un podio en pista, porque en carretera se llevaban la tercera medalla, la plata en la prueba en línea.
El trío español con sus bronces. Foto: Fed. Española |
Cabello fue nuevamente el gran
protagonista del equipo español, aunque en esta ocasión el factor corrector no
le era nada propicio y difícilmente tendría
opciones de repetir su oro de Londres, como así fue, con Jody Cundy tomándose
la revancha de su descalificación en los Juegos anteriores, por delante de
Jozef Metelka y el cordobés, que ya sabía lo que podía suceder aunque el bronce
era “como si fuese oro.
He hecho mi mejor registro hasta el día de hoy y estoy muy contento”.
La otra
gran opción de medalla se confrimaba en la velocidad por equipos, una prueba
en la que España venía significándose como una potencia y que lo ratificó
en Rio: No tuvo opción de meterse en la final absoluta que protagonizaron Gran
Bretaña y China, pero sí en la de consolación, donde Granados, santas y Cabello
superaban a Estados Unidos adjudicándose el bronce.
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