Foto: UCI Track / Matt Alexander/PA Wire |
Lowden fue la primera en cobrar
protagonismo, exactamente el 30 de septiembre,
cuando, con 48,405, superaba en casi 400 metros la antigua plusmarca de
Vittoria Bussi. Con el máximo seguimiento posible -no en vano, era un intento
oficial UCI y eso se nota, aunque sólo sea en la retransmisión- y todo el apoyo
de su equipo, y la supervisión de Dan Bigham, que no es baladí como se
comprobaría al día siguiente, la inglesa demostraba que la marca anterior,
aun siendo lograda en la altitud de Aguascalientes, era perfectamente asumible…
Pero la nueva sigue siéndolo, y
sólo hace falta encontrar a la candidata adecuada. Y es que hay un puñado
de corredoras que podrían afrontar y superar la marca de la corredora del Drops
Le Col. ¿Nombres? Pues desde Chloe Dygert hasta Lisa Brennauer, sin
olvidarnos de neerlandesas como Ellen Van Dijk o la propia Annemiek Van Vleuten:
ninguna de las dos son corredoras muy de velódromos, pero la de Movistar ya
estuvo sopesando hace tres años afrontar esta tentativa.
Huntly Captures / HUUB Wattbike |
Y no lo digo por Dowsett sino por
Ganna. El británico lleva varios años coqueteando
con esta prueba, ya que llegó a tener el récord en 2015, con 52,937 y quiso afrontarla
en 2020 aunque al final no lo hizo por contar el Covid-19, o al menos eso fue
lo que dijo. Ahora, quiere un último momento de gloria y sabe que debe
actuar rápido, por lo que anunció hace justo una semana que afrontaría el
récord el 3 de noviembre en Aguascalientes. Una tentativa por todo lo alto
como se corresponde con los récords UCI… pero que empequeñecerá cuando el
italiano se decida.
El entorno de Ganna ya lleva tiempo ‘preparando
la preparación’ este récord, e incluso se estuvo estudiando hacerlo en estos
meses de otoño, y ahora parece ser que será a mediados de 2022, por lo que
se apuntó en el Festival dello Sport, donde también se dijo que rodó a una
media de 57,5 durante 30 minutos y en Montichiari. Números que asustan, que
pueden ‘matar’ el récord durante muchos años si se decide a afrontarlo en
altitud. Por eso, quien pueda -física y económicamente- que busque un hueco
en los próximos meses para intentarlo.
Y la última tentativa fue mucho más
modesta, pero igual de reveladora o más, cuando el pasado lunes 11 Pep Tatché
establecía una nueva plusmarca nacional, con 44,925, mejorando una marca
que no se movía desde 1971, excepción hecha de la de Miguel Indurain, borrada de
las tablas por esa interpretación de lo que es y no es una bicicleta por parte
de la UCI, y que ciertamente nunca tuvo pretensiones de récord nacional sino
de mundial.
Foto M.A. Cañellas/Ultima Hora
El triatleta catalán, que hace unos días me comentaba que “ya sé donde he fallado, pero eso no quiere decir que lo vuelva a intentar”, me ha señalado a mí en más de una ocasión como el ‘culpable’ de su tentativa, cuando lo único que hice fue señalarle una puerta que estaba ahí, olvidada: el largo y duro camino hasta ella, abrirla y franquearla es mérito exclusivamente suyo, aunque aún le queda una tarea por realizar: Convencer, sin necesidad de palabras, sólo con su gesto, de que ese récord merece la pena ser afrontado de nuevo. Y lo antes posible, añado yo. No hace falta que sea un superprofesional, sino que sería un reto ideal para cualquier joven veinteañero, con buenas cualidades de rodador y una cierta experiencia. Las consecuencias merecen la pena, como el mismo Tatché me ha asegurado.
Y ya puestos, recordar que el récord
femenino -que tampoco es récord sino mejor marca- ya ha cumplido 25 años y
que a Dori Ruano no sólo no le importaría, sino que le encantaría que alguna
fémina española se atreviese con sus 44,158.
¿Alguien
nos está escuchando?
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