Con su segundo bronce, en el Mundial de 2018. Foto: USA Cycling |
BBC World Service nos trae un interesante reportaje sobre los dos últimos meses de vida de Kelly Catlin, y de la búsqueda por parte de su familia de la relación entre ese accidente sufrido y su fallecimiento, algo que no parece ser algo excepcional.
Catlin no lo sabía, pero el día de su caída había sufrido una conmoción cerebral. Y ello se tradujo en una serie de síntomas que no parecían tener mucha explicación. Por un lado, dolores de cabeza, hipersensibilidad a la luz y a los sonidos fuertes; por otro, cambios en su estado de ánimo, ansiedad y depresión. Un comportamiento extraño para una persona especialmente talentosa en todo lo que afrontaba -estaba estudiando un posgrado en Matemáticas Computacionales en la Universidad de Stanford y era una consumada violinista- donde siempre buscaba la excelencia, lo cual posiblemente le generó una tensión adicional que agravó los síntomas.
Festejando la plata olímpica. Foto: USA Cycling |
En el reportaje de la BBC, Mark Catlin cree que su hija aún estaría viva si sus síntomas hubieran sido reconocidos como evidencia del síndrome posconmoción cerebral (PCS), algo bastante habitual en numerosos accidentes deportivos, y que hubiera exigido un descanso completo de varias semanas, después de lo cual, en muchos casos, los síntomas del PCS se alivian y los pacientes se recuperan. Pero al querer seguir combinando ciclismo y estudios, Catlin agravó su estado.
En este sentido, hacen mención a una publicación en el blog de la corredora, en febrero de 2019 -es decir, semanas antes de su muerte- en donde escribía: "Como atletas, todos estamos programados socialmente para ser estoicos con nuestro dolor, para llevar nuestras cargas y no quejarnos, incluso cuando tal estoicismo llega al punto de la estupidez y esas cargas comienzan a dañarnos. Estos son hábitos difíciles de romper”.
Posando delante de un cartel para
una sesión publicitaria. Foto USA Cycling
La lesión cerebral sigue siendo poco conocida en el mundo del deporte, y solo en los últimos años ha comenzado a tomar conciencia de la enfermedad degenerativa encefalopatía traumática crónica (CTE) y sus vínculos con repetidos golpes en la cabeza o con conmociones cerebrales. En este sentido, la PCS se experimenta en las semanas o meses inmediatos después de una conmoción cerebral.
En el reportaje, se menciona a la organización benéfica británica Headway, que ha investigado bastante en estos temas, y resumen sus actuaciones en "si tiene alguna duda, no lo haga", cuando la realidad del ciclismo suele estar muy lejos de ese mensaje: el ciclista quiere volver rápidamente a la bicicleta tras un accidente para no perder el contacto. Desde la muerte de Catlin, USA Cycling ha lanzado un programa de bienestar y "múltiples iniciativas estratégicas destinadas a cambiar la narrativa en torno a la salud mental". También la UCI introdujo recientemente medidas para proteger a los corredores después de accidentes, de forma que se puedan reconocer los signos de una conmoción cerebral, registrar cada incidente de manera centralizada y seguir un límite de tiempo establecido para la recuperación y el regreso a las competiciones.
Después de su muerte, sus padres donaron su cerebro al Banco de Cerebros de la Fundación Legado de Conmoción Cerebral de la Universidad de Boston para ayudar a realizar más investigaciones sobre los efectos de la conmoción cerebral, y con el deseo de que casos como el de su hija no se vuelvan a repetir. En todo caso, desde TrackPiste también queremos llamar la atención de padres y entrenadores ante posibles casos similares.
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