Posando con todas sus rivales y compañeras de la Champions League.Foto: SWPix/UTCL |
“Ha sido una experiencia brutal. He
aprendido mucho, pero no solo en las carreras, enfrentándote a las mejores del
mundo, sino fuera de ellas, en ser autosuficiente, en tener que organizarte
los viajes, en preocuparte de la bici, montarla, cambiar los desarrollos… muchos aspectos en los que normalmente estas
amparada por tu selección, por tu equipo y aquí has tenido que hacerlo todo
sola”.
Eso sí, esa autosuficiencia también ha
tenido su lado negativo. “Lo mismo que te digo que ha sido positivo el
tener que valerte por ti misma, también te genera mucho estrés por el
papeleo, por la organización, y en algunos casos, como viajar con la
bicicleta a Lituania, ha sido una odisea. Aunque no se tampoco cómo se podría
mejorar esto”.
Centrándonos en el balance deportivo,
Larrarte es clara: “A nivel de rendimiento no ha sido como me hubiera
gustado. Es cierto que después del Mundial hice un parón, pero luego volví
a entrenar y esperaba encontrarme mejor. Pero no he tenido sensaciones ni
piernas, aunque lo he intentado. En este sentido si me voy con un sabor un
poco malo, pero me quedo con todo lo que he aprendido de esta experiencia, con
un pelotón con un nivel altísimo. Y hay que ser consciente de donde estamos
y que todavía necesito mejorar”.
En el rodillo en la prueba inaugural de Mallorca. Foto: SWPix/UTCL |
Y para finalizar, nos indica algunos aspectos que, desde su punto de vista, son mejorables. “Por ejemplo, el programa, que creo que ha resultado corto para los fondistas, comparado con los velocistas, pero ha resultado muy entretenido para los
espectadores, y si ese es el objetivo, por mi perfecto. Eso sí, el hecho
de que para competir una tarde pierdas tres días con los desplazamientos, es un problema a la
hora de seguir tus entrenamientos”.
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