La primera prueba UCI del año, la New Zealand Cycle Classic, ha tenido como ganador al escocés Mark Stewart, lo cual ha permitido difundir la historia de su confinamiento forzado en Nueva Zelanda... que le ha conducido al éxito.
Tras participar en el Mundial de Berlín,
en febrero de 2020, se fue a Nueva Zelanda a ver a su novia, la velocista ‘kiwi’
Emma Cummings, en aquellos momentos convaleciente de una grave lesión que
le apartó de aquel Mundial. Lo que fue un deseado encuentro en las antípodas
dio lugar a dos malas noticias: por un lado, la comunicación de que dejaba
de pertenecer al equipo británico de cara a participar en los Juegos; por
otro, la imposibilidad de retornar a casa debido al cierre de las fronteras
neozelandesas, a causa de la entonces incipiente pandemia.
Y por aquello de que ‘al mal tiempo,
buena cara’, Stewart se adaptó rápidamente a su nueva situación, se quitó la
presión del proceso de selección británico y se ha hecho un hueco entre los
más destacados fondistas del país. Gracias a ello, ha firmado por el Black
Spoke, con el que ha dominado claramente la primera carrera del año y ahora se
le verá también en Europa con su nueva formación. Eso sí, la pista será
algo secundario a partir de ahora para él, aunque ha brillado en las
competiciones en las que ha tomado parte en su país de adopción en estos
últimos meses.
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