Aunque haya pasado desapercibido, eclipsado por la inauguración del de Sola y la construcción del de Asker, que podría estar terminado a principios de 2023, Noruega ya cuenta con otro nuevo velódromo, en Levanger, una población de unos 20.000 habitantes al norte de Trondheim. Se trata de un recinto descubierto, lo que significa que no podrá ser utilizado muchos días al año, pero que brinda nuevas oportunidades de entrenamiento y competición en un país que quiere desarrollar un amplio programa de ciclismo en pista.
Knudsen se formó como pistard en el antiguo velódromo de
esta ciudad, construido en 1961 y demolido en 2003 para la edificación de
un hospital. Una pista con muchas limitaciones –“más que un velódromo era
grava, tierra y curvas dosificadas”, dice Kundsen en la web de la Federación
Noruega-, pero que supuso un aliciente para toda una generación, que tampoco se
resignó a la desaparición de este recinto y que casi veinte años después ha
conseguido esta nueva instalación.
De hormigón, con una cuerda de 250 metros, y una inclinación
máxima del 26%, ha tenido un coste de 3,6 millones de coronas, unos 360.000
euros. Se trata del quinto velódromo del país, ya que junto a los
mencionados de Sola y Asker, hay otros dos descubiertos, aunque de asfalto,
en Halden, cuya pista fue remozada en 2016, y el Prestmovelodromen, de Stjørdal,
muy cerca de Levanger, que pese a ser el más antiguo de todos (1976) se
encuentra en un buen estado de conservación. Una red más que suficiente para
desarrollar el proyecto noruego de pista que se quiere poner en marcha.
Fuente y foto: Sykling.no
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