Aunque la conjunción de casi todos los Campeonatos UCI en unas mismas fechas y escenario puede tener muchas ventajas en términos de visibilidad, sobre todo en lo que se refiere a las disciplinas menos conocidas, lo cierto es que trastoca seriamente los calendarios de determinadas modalidades, en especial la carretera, pero también afecta a la pista.,
El Mundial de pista, de octubre a agosto en 2023 en este escenario en Glasgow |
En el caso de la carretera, pasará más o menos que en los
años olímpicos: las ‘grandes’ no se verán afectadas, pero sí toda esa
pléyade de carreras que tendrán que colocarse como se puedan. Eso sí, los
Europeos, otro evento que ha tenido graves problemas de colocación y
coincidencias en años anteriores -y no hablamos de los dos años Covid- pueden
beneficiarse si se trasladan a septiembre.
Pero en el caso de la pista, todo será radicalmente
distinto. Entre la mencionada pandemia y el radical cambio de modelo -deslazando
la temporada de invierno a verano- que ha llevado la UCI a cabo, todavía todo
está muy cogido con alfileres, aunque medidas como esta no contribuyen en
nada a que haya una estabilidad que el calendario internacional necesita. Hemos
escrito muchas veces sobre el poco interés con el que la Española se toma la
protección de sus Campeonatos, cuando a un nivel superior pasa casi lo mismo,
salvando las distancias. Con más tiempo para reaccionar, pero con continuos
sobresaltos.
Y el Europeo del próximo año podría tener lugar en febrero, en Grenchen |
Insisto que no me parece mal que se organicen estos
eventos plurideportivos, pero el calendario anual debería tener una mayor
estabilidad, porque el ‘efecto cascada’ es obvio: el Campeonato de España
de pista élite 2023 debería tener lugar antes de mediados de junio para que los
puntos de los corredores valiesen para el Mundial. Y no hablamos de lo que supone en la preparación de los pistards, con temporadas radicalmente distintas en cuanto a las fechas de sus objetivos.
Por cierto, y hablando de calendario, me parece triste
que el mes de enero haya pasado sin apenas actividad en pista, después del
subidón de adrenalina que nos supuso la Champions League. Un invierno que,
bien es cierto, ha acusado nuevamente la pandemia en forma de suspensión de
pruebas de Seis Días en Rotterdam, Bremen o Berlín, o de otras citas clásicas
en Dinamarca, pero en el que se han echado en falta apuestas para aprovechar
el tirón de la notable iniciativa de Eurosport.
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