Polémica por la transexual Emily Bridges que podría competir como mujer por primera vez el sábado en el Nacional británico de omnium

Emily Bridges actualmente. Foto: Instagram

La participación de transexuales en competiciones ciclistas de pista no tiene mucha historia hasta ahora: básicamente las medallas de oro logradas por la canadiense Rachel McKinnon en los Mundiales masters de 2018 y 2019. Sin embargo, esta historia de integración, que aún tiene bastantes dudas y muchas polémicas, podría tener otro paso mucho más trascendente: el de la británica Emily Bridges, de la que se hablaba la semana pasada que podría ser seleccionada para los Juegos de la Commonwealth, pero que ya aparece inscrita como participante en el Campeonato británico de ómnium del próximo sábado, en lo que podría ser su debut ciclista como mujer.

Los triunfos de McKinnon -que ya no compite y se ha cambiado el nombre a Veronica Ivy- tuvieron todo tipo de críticas, aunque sin llegar a los niveles de lo sucedido recientemente con la nadadora Lia Thomas. En el caso de la canadiense, la más crítica con ella fue Jennifer Wagner-Assali, tercera clasificada en 2018 y que renunció a participar en 2019, quien argumentó la injusticia de poder mantener las ventajas del antiguo cuerpo masculino, sobre todo por el entrenamiento anterior, y que no desaparecen con la transexualidad.

McKinnon, celebrando su segundo Mundial.
Foto: Facebook

McKinnon, que se cambió de sexo a los 29 años, siempre se defendió diciendo que “la diferencia promedio entre hombres y mujeres es mucho menor que entre la mujer más débil y más fuerte, o la mujer más baja y más alta” y que el derecho a hacer deporte como mujer estaba por encima de todo.

La UCI no tardó mucho en reaccionar y estableció una norma en consonancia con otros deportes: que el nivel de testosterona de un ciclista se mantenga por debajo de los 5 nanomoles por litro, durante al menos 12 meses antes de su primera carrera. Algo que algunos consideran insuficiente, precisamente por los beneficios de la masculinidad anterior antes señalados.

En los últimos días el tema ha cobrado un nuevo interés con el caso de Emily Bridges, sobre la que se hablaba de sus opciones de poder competir en los Juegos de la Commonwealth este verano, con la selección galesa, no con la británica, como exponían erróneamente algunos medios en España, y con una dosis de polémica innecesaria, pensando en que podría ‘jubilar’ a varias medallistas olímpicas. Sin embargo, habrá otro punto clave antes: el Nacional británico de omnium, en donde están inscritas algunas de las grandes figuras británicas,  de esas que dice que pretende 'jubilar', como las olímpicas Dame Laura Kenny y Neah Evans, y otras destacadas fondistas de la selección como Megan Barker o Ella Barnwell, junto a Bridges. Eso sí, no se podrá valorar su rendimiento en base a tiempos, un aspecto que también está siendo fuente de comparaciones interesadas.

En su antigua vida como Zach Bridges, fue un destacado corredor junior que intervino en los Mundiales de 2018 y 2019, siendo cuarto en persecución en este último, donde cedió por menos de tres décimas en la final B, y quinto en madison. Su nivel le sirvió para entrar en la British Academy -algo así como el equipo de formación-, aunque salió por bajo rendimiento a finales de 2020… cuando se culminó su cambio de sexo. Podemos encontrar más detalles sobre su vida en este enlace.

En su anterior etapa, como Zach Bridges. Foto: Twitter

Sin embargo, es en Cyclingnews donde hemos podido conocer un poco más las consecuencias de su cambio fisiológico, en concreto por una investigación de la Universidad de Loughborough, a cargo de Joanna Harper, que está evaluando los efectos de la transición en el rendimiento deportivo de atletas transgénero, aunque el contar con pocos casos de estudio limite la investigación. Lo más reseñable es que “después de cuatro meses, la hemoglobina de las mujeres trans descendió de los valores típicos masculinos a los típicos femeninos, mientras que se mantuvo cierta ventaja en la fuerza incluso después de tres años”.

Igualmente señala que “el hecho de que alguien tenga una ventaja en una característica en particular no necesariamente les impide competir. Es importante crear reglas que permitan una competencia significativa para todas las mujeres”, para terminar señalando que “me gustaría ver algo mejor que reemplace la testosterona. Tal vez haya otros parámetros mejores que aún no conocemos. Hay mucho bagaje cultural en torno a la testosterona, pero es lo mejor que tenemos ahora desde un punto de vista científico.

De momento Bridges se limita a decir que “solo quiero volver a ser competitiva” y se refiere que en las pruebas masculinas en las que ha tenido que competir hasta ahora -aunque fuese ya hormonalmente una mujer- ha pasado de ser uno de los favoritos a una de las últimas, con una caída en su potencia de entre el 13 y el 16%. También indica que “sí, soy bastante alta, pero el rendimiento en ciclismo no depende de la altura”.

En todo caso, el Campeonato Británico de ómnium será una excelente ocasión para analizar con más detalle cómo puede ser su inclusión… y qué grado de polémica traerá, por mucho que Bridges diga que “solo quiero pasar un buen rato, divertirme de nuevo”.

1 comentario:

  1. Entiendo hasta ciero punto y puedo llegar a ser tolerante con aspectos relacionados a la sexualidad y como se autopercibe cada uno, pero de hay a llevarlo al deporte me parece, como minimo injusto . El solo echo de ver a esa persona comparada con otras mujeres ya te da una pauta de una ventaja. Me recuerda al caso del maratonista que al no tener una de sus piernas queria competir en las olimpiadas con una pierna de carbono, justificando si desicion diciendo que sus tiempos eran por su voluntad y no por la ventaja tecnologica que aportaba una pierna de carbono fabricada con las mas alta tecnologia y en tunel de viento . Repito, como minimo este tipo de ventajas me parece injustas y esto nos va a llevar a campeonatos donde solo hayan este tipo de personas y lo que uno quiere ver es a mujeres compitiendo , no trasngeneros.

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