Siendo un país en el que la emigración ha sido una constante en su historia, no es extraño que muchos descendientes de irlandeses, aunque hayan nacido en cualquier lugar del mundo, regresen en algún momento determinado a su país de origen.
La selección nacional de pista es un claro ejemplo y en los
últimos años hemos visto cómo una australiana de origen, Shanon McCurley, se
convertía en la primera pistard irlandesa en participar en unos Juegos
Olímpicos, como velocista en Rio 2016, y posteriormente reconvertida en
fondista en Tokio 2020. En esta edición también estuvo Emily Kay, habitual
de la selección inglesa en años anteriores.
Foto: Instagram Connor Rowley |
Con 24 años recién cumplidos, Rowley podrá competir con
Irlanda debido a los orígenes de su madre, Geraldine McNamara, oriunda de
Kilrush y que se mudó a Australia cuando tenía veinte años. Rowley tuvo
destacadas actuaciones en su país de nacimiento, lo que le llevó a la selección
australiana, con cuyos colores se proclamó campeón del mundo junior de
keirin en 2016.
Tras muchos meses sin poderse mover de Australia por las
restricciones de viaje debido a la pandemia, se trasladó a Irlanda, para disputar
los Campeonatos Nacionales -subcampeón en velocidad y en el kilómetro- y los
últimos meses lo pasó con su selección en su ‘sede’ mallorquina, con
destacadas actuaciones en el Trofeu Internacional de Pista en Barcelona, o en
las pruebas celebradas en Anadia.
“Como mi madre es irlandesa y viaje a Irlanda muchas veces
mientras crecía, siempre me he sentido conectado con Irlanda y aspiraba
algún día a representar a Irlanda. Ver lo emocionada que estaba mi madre cuando
escuchó que iba a representar a Irlanda fue increíble y no puedo esperar a
que me vea correr con el equipo irlandés”, declaraba recientemente Rowley en The Independent. “Han sido muchos años de arduo trabajo trabajo y dedicación
para llegar a este punto y finalmente tener una oportunidad en este nivel es
increíblemente emocionante”.
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