Melnikov, en una prueba autonómica valenciana. Foto: Noelia Ramírez/FCCV |
Y no hablamos de él como ganador, ni vamos a referirnos
como tal a los de otras categorías, porque esta Liga no se puede ni se debe
entender como una Liga, valga la redundancia. Se trata de un conjunto de pruebas aisladas
que, aparte del objetivo de los puntos, a lo más que podrían aspirar es a ser
una preparación de cara al Nacional, pero salvo contadas excepciones -la
segunda cita de Galapagar, la de Valencia y poco más- apenas han tenido el
nivel deportivo mínimo exigible.
Y ello lo saben incluso los corredores. Por ejemplo, de los 64
cadetes que han participado en alguna de las finalmente once mangas disputadas,
solamente los dos mejores han aparecido en cuatro pruebas, otros doce
ciclistas en tres, y muchas veces obligados a repetir al no haber
conseguido los puntos suficientes en alguna de sus presencias.
Hugo Sánchez, en el podio de una Liga del año pasado. Foto Noelia Ramírez/FCCV |
De las 41 cadetes, tres han estado en un máximo de tres
competiciones, recordando que solamente nueve mangas tuvieron presencia
femenina, mientras que en el caso de las juveniles, más reseñable,
desgraciadamente, es que sólo se haya visto a 22 ciclistas en todo el año,
con Saioa Orgambide y Goretti Sesma como únicas en estar en tres mangas.
Nefasta calendarización
Ya nos referimos hace unas semanas a que la escasa participación, y la preocupación por sus causas, sería el titular de cualquier información sobre esta tercera Liga si primase el rigor y la autocrítica. Y no por desinterés de los ciclistas, sino por una nefasta calendarización: los corredores lo son, ante todo, de carretera y se deben a sus equipos, que les obligan a competir en la ruta, no en los velódromos, en caso de coincidencia… que es lo que ha estado pasando casi todo este año. Tan lógico como previsible.
Desde principios
de febrero, la participación se ha resentido e incluso cinco de las dieciséis pruebas
inicialmente previstas se han tenido que suspender, mientras que otras tres
estuvieron por debajo de los 30 ciclistas como cómputo global. Y si encima
los ciclistas no tienen otro tipo de alicientes, y solamente gastos propios, ¡apaga y vámonos!
Orgambide, tirando del grupo en Anoeta. |
Claro que mucho mejor que estar hablando del pasado de
una competición que debería dejar de existir, sería hacerlo de alternativas.
En España hay mucha gente que se preocupa por la pista, que ama a la pista y
que, si se la escuchase, seguro que tendría mucho que aportar y no
nacerían engendros como este precisamente por la falta de comunicación
existente cuando se puso en marcha
De ello también hablaremos en el futuro.
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