Faltan 72 horas para que Ellen van Dijk se encierre en el velódromo Tissot de Grenchen para afrontar el récord de la hora, para intentar superar los 48,405 que estableció la británica Joss Lowden, el pasado 30 de septiembre. La neerlandesa ofrecía esta semana una interesante entrevista en CyclingTips en la que describía esta tentativa como “el último desafío”, un objetivo diferente. “Todo es nuevo, lo que es a la vez emocionante y aterrador al mismo tiempo”.
Van Dijk, en sus primeros entrenos, en Aigle. Foto: Trek-Segafredo |
Su condición de vigente campeona del mundo contrarreloj,
promediando 50,3 kms a la hora, no debe suponer de entrada que esté en los
mismos tiempos en Grenchen. Y explica varias razones. Primero, porque “nunca
he hecho una hora completa en esta posición en la carretera”, explica. De
hecho, el tiempo que le llevó ganar el Mundial fue de apenas 36 minutos.
Segundo, porque “es un desafío tanto mental como físico, porque hay cero
distracciones”, indicando que “trabajo con el psicólogo deportivo del equipo
para visualizar lo que puede pasar, saber qué pasará por mi cabeza cuando esté
corriendo y cómo será mi diálogo interno. Necesito hablar conmigo mismo
hacia adelante y no hablarme mal”.
Y en tercer lugar, por lo que significa mantener la línea
ideal estando todo el tiempo con la cabeza agachada. “Se trata de una
cuestión de aerodinámica. Joss [Lowden] no tiene los hombros tan anchos
como yo y es más pequeña, lo que la hace más aerodinámica que yo. Entonces
puede que no tenga el mismo poder, pero va muy rápido. Jugó esa ventaja muy
bien y tengo un gran respeto por cómo rompió el récord”. Ese trabajo de
fisioterapia también está siendo fundamental en su preparación.
Todo ello se desvelará el próximo lunes, a partir de las
cinco de la tarde, en un reto que reconoce que la presión viene tanto de
fuera como de ella misma, pero que es algo “muy grande y que te hace sentir muy
viva”.
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