De buena mañana nos hemos encontrado con la noticia del fallecimiento de Julio Jiménez, uno de los mejores escaladores de todos los tiempos, con el que apenas tuve la ocasión de intercambiar un par de frases en toda mi vida, pero del que todos dicen que refleja fielmente ese dicho de ‘mejor persona que ciclista’.
Los Seis Días de Madrid -del 30 de octubre al 5 de
noviembre- se interesaron por él, lo que le reportaría unos ingresos extra que
nunca iban mal. Y BIC le arropó con uno de sus mejores rodadores, Robert
Lelangue, con el fin de que no desentonase en la pista. Pero la experiencia
no fue especialmente afortunada para Julito: una caída el penúltimo día le
supuso varias magulladuras y un fuerte dolor lumbar; otra, el último día, le
dejó sin terminar la prueba.
La prensa de aquellos días recoge con mayor extensión la
publicación de ‘Mis memorias’, un volumen escrito por Chico Pérez que le
acompañó durante el Tour de Francia recogiendo los pormenores de su vida. Unas
memorias que curiosamente tuvieron un detractor en la persona del cura de la
parroquia de Santiago de Ávila, donde fue bautizado, hecho que no aparecía
en la narración y que provocó la correspondiente carta de amonestación, que
seguro que el bueno de Julio se aprestaría en corregir.
Descanse en paz
La foto está tomada del libro 'El halcón de las murallas', de Juan Oses, y que me regaló otro grande recientemente desaparecido, Chema Bermejo. Que me perdone el atrevimiento de usarla, pero creo que es lo suficientemente ilustrativa de esta experiencia.
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