Italia combina su tradicional buen papel en las persecuciones con su eclosión en velocidad para dominar claramente el medallero de Anadia

Italia celebrando una de sus medallas. Foto. FCI

Hacer un balance de los recién terminados Campeonatos de Europa juniors y sub23 no resulta justo en esta ocasión, por la ausencia de Rusia, que no sólo es una de las mayores potencias continentales, sino porque de haber competido no debería haber estado muy lejos de sus niveles de 2021 cuando logró 29 medallas, de ellas 16 de oro de las 44 que había en juego. 

Pero ciñéndonos a lo que ha habido en los seis días de competición en Anadia, no es en absoluto injusto decir que Italia ha sido, con diferencia, la mejor selección, gracias a sus 16 medallas de oro, 3 de plata y 5 de bronce, para un total de 23 metales, si bien Alemania se llevaba mayor número de preseas, 29, pero de menos valor (8, 13 y 8), con Gran Bretaña como tercera selección en discordia, con 21 (5, 9 y 7).

 

Italia ha gestado su triunfo en la ‘tabla de medallería’ -como dicen nuestros colegas sudamericanos- gracias al dominio en las pruebas de fondo, en especial en las persecuciones, donde se llevaron las cuatro por equipos y tres individuales (solo les faltó la sub23 masculina). Entre sus estrellas, destacamos a la sub23 Silvia Zanardi, con tres oros y un bronce, y a la junior Federica Venturelli, con tres títulos.

 

La guinda de los transalpinos

 

Los dos equipos alemanes de velocidad juniors. Foto: BDR
Pero la guinda de los transalpinos ha llegado en esa velocidad que tenían abandonada en los últimos lustros y en la que ahora mismo están ya entre los mejores del continente gracias, sobre todo al junior Mattia Predomo, campeón en velocidad y keirin y tercero en velocidad por equipos, y al sub23 Matteo Bianchi, vencedor del kilómetro y el keirin, así como bronce en la prueba por equipos, bien respaldado por Daniele Napolitano y Matteo Tugnolo, demostrando que no se trata simplemente de individualidades.

En cuanto a Alemania, su dominio se ha plasmado en las pruebas de velocidad femenina de las dos categorías, con la sub3 Alessa-Catriona Propster y la junior Clara Schneider, con tres otros cada una, sin poder completar el pleno en los 500 metros. También se llevaban la prueba por equipos junior masculina. Los persecucionistas Nicolas Heinrich y Tobias Buck-Gramcko volvían a darle un doblete a su país -pero intercambiando sus posiciones del año pasado-, pero sin cuajar todavía en las pruebas por equipos, ni en las de fondo, donde tuvieron a un excepcional Tim Torn Teutenberg.

 

Wiggins, la saga continúa

La selección británica, al completo. Foto: UVP-PT

Finalmente, Gran Bretaña fue la selección más polifacética en la forma de conseguir sus triunfos, como por ejemplo en la velocidad por equipos sub23, en el ómnium sub23 masculino con Oscar Nilsson-Julien, que ayer completaba con la plata en la madison, o quizá el más ‘social’, el de Ben Wiggins en la puntuación.

Ya a nivel individual fuera de estas selecciones encontramos a la fondista belga Shari Bossuyt, con dos oros, en eliminación y ómnium, y el bronce en madison, ratificando que puede ser el complemento perfecto de Lotte Kopecky, el junior neerlandés Elmar Abma, que ganó con gran autoridad su ómnium y fue segundo en la madison, o el sub23 también de los Países Bajos Philip Heijnen, ganador de la madison y tercero en el ómnium, sin olvidarnos de la francesa Taky Marie Divine Kouamé, con un metal de cada color en las pruebas de velocidad sub23.

Y terminamos el repaso, con la nación anfitriona, que no pudo lograr un balance tan exitoso como en 2021, pero que ratifica su condición de ‘clase media’ continental, con la plata de Diogo Narciso en la agitadísima puntuación y el bronce de Daniela Campos, en scratch. Un año más, un balance mejor que el de España, que se ciñe al bronce de Beñat Garaiar en el kilómetro, al cuarto lugar de Eva Anguela en la eliminación, y al quinto puesto de José Segura en el ómnium junior, sobre todo por la forma en que lo corrió.

 

Foto: JMA
¿Dónde están las cuartetas españolas?

Cómo siempre, han sido las individualidades las que han ‘salvado’ la actuación española, si alguien puede pretender que una medalla de bronce -entre 131 que se repartieron- se considere como un resultado deportivo aceptable. En el medallero se traduce en una duodécima plaza, al nivel de potencias tan poco tradicionales en esto de la pista como Eslovenia o Israel. Y eso que se participó en casi todas las pruebas.

 

Pero la comparación que se debe hacer este año es la de las cuartetas, ese objetivo ‘de futuro’ que lleva ya muchos meses vendiendo la Federación y que sí es una necesidad, claro está, pero siempre que se trabaje con un mínimo de planificación, de rigor y de trabajo… y no como ha sucedido, sin criterios a la hora de elegir -y ya no digo de ordenar- a los corredores o aplicar el trabajo, con órdenes y contraórdenes prácticamente a diario y con una obsesión por los tests que ha impedido cualquier tipo de preparación técnica -lo poco que había fue lo que hizo Martínez Oliver y su grupo en los meses de invierno- y con algunas otras cosas más que es mejor callar. Y que nadie ose a echar la culpa a los corredores porque no la tienen: con un buen trabajo técnico estarían mucho más arriba.


Para no ser muy extensivos, España ha ocupado la última posición en las cuatro categorías, menos en la junior masculina… por un fallo de la cuarteta belga que se fue más allá de los 4:34. Y con unos tiempos que lo dicen todo. Alguno se justificará diciendo que es un trabajo a largo plazo, pero para grandes construcciones, buenos cimientos… que es algo que ahora mismo no existe en el ciclismo en pista nacional. Y tras las últimas decisiones, peor aún. 

Y ojo, otro detalle que también se veía en la tarde de ayer: cómo corredores capaces de brillar en pruebas individuales se hunden estrepitosamente en las madison por falta de preparación táctica y técnica.

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