Uno de los más grandes pilotos de motos stayer y dernys de todos los tiempos, Bruno Walrave, fallecía el pasado jueves, 18 de agosto, a los 83 años. Sin embargo, su relación con el ciclismo fue mucho más allá, y me gustaría dedicarle un recuerdo, aunque sea tras su fallecimiento.
Curiosamente nunca fue ciclista, pero como marcapasos llevó a sus ciclistas a obtener quince títulos mundiales y seis continentales, entre ellos grandes estrellas de los Países Bajos, como Gaby Minneboo, Bert Boom, Jan de Nijs, Cees Stam y René Kos, en una carrera que inició en 1956 y finalizó en 2009.
Con el ciclista alemán Ehrenfried Rudolph, en 1970. Foto Wikipedia |
El máximo organismo internacional comenzó a exigir que el motorista fuese de la misma nacionalidad que el corredor en las pruebas de mediofondo tras moto, especialmente en los Mundiales, mientras que los dos ‘pacemakers’ invocaron ejercer su derecho a trabajar con corredores de otras nacionalidades, no en base a razones deportivas, sino económicas. La sentencia, conocida como Koch-Walrave, dio la razón a los dos pilotos en 1974, en base al artículo 47 del Tratado de Roma, y fue la primera de las sentencias comunitarias que de una forma u otra comenzaron a regular el ámbito deportivo precisamente por sus consecuencias económicas, y que tuvo en el caso Bosman la más relevante.
Quizá por ello, Walrave siempre participó en la defensa de los derechos de los ciclistas, gracias a su amplio conocimiento de la normativa, e incluso fue miembro de la Comisión Disciplinaria de la UCI a comienzos de siglo, aunque era más destacable el asesoramiento que ofrecía a cualquiera que se le acercase.
Además, desde el velódromo de Amsterdam siempre echó una mano en la organización de eventos, desde los Seis Días, al Campeonato Nacional, sin olvidar cualquier carrera de promoción.
En definitiva, un grande del ciclismo al que se echará de menos. DEP.
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