A 30 de octubre -con la temporada UCI oficialmente iniciada desde el pasado 17- no hay ni una sola prueba de pista en el calendario nacional. Un calendario que aún no se ha publicado, pero que se puede consultar en este enlace en donde encontramos que hay 375 pruebas inscritas, pero ni una sola -de momento- de pista. Hay que precisar que la UCI Track Champions League de Palma figura en el de 2022, pero por no estar, ni siquiera aparece la Gipuzkoa Sari Nagusia, que ya encontramos desde el viernes en el calendario UCI.
No será bonito decirlo, incluso puede sonar aburrido repetirlo, pero la Española muestra una vez más su absoluto desinterés en esta disciplina, sin articular en tiempo y forma un verdadero calendario de pista que sirva para atender la necesidad de los distintos escalones. Simplemente se limita a cumplir el expediente. Y a veces, ni eso.
De todas formas, la Liga de Pista no es la panacea y si
existiese un mínimo de competición autonómica, ni siquiera debería existir.
Comunidad Valenciana -este año incluso con dos circuitos-, Guipúzcoa, Baleares,
Cataluña o Madrid ya disponen de una interesante actividad que podría ser el
núcleo de ese calendario de primer nivel, de cadetes y juniors, con otra serie
de pruebas en las Autonomías con menos actividad, a las que sí sería
interesante ayudar económicamente. Claro que para ello debería haber una verdadera
Comisión de Pista que se encargase de esta coordinación.
Ayudas, sí; organización directa, ni hablar
El segundo escalón dejó de existir hace años, con la desaparición de la Copa de España, siendo la pista la única disciplina que no la tiene. En su lugar se ha desviado la responsabilidad hacia organizadores privados para que saquen pruebas en las que no sólo se puedan conseguir los puntos UCI para competir en los grandes eventos, sino para que simplemente nuestros juniors y los élites que no disponen de recursos o el escaso abrigo de la selección puedan medirse internacionalmente. Por ello, hay que dar las gracias a la Gipuzkoana o a la Catalana por sacar adelante sus pruebas CL2, que en definitiva benefician a todos los corredores españoles, y esperar que los otros proyectos que hay en marcha se consoliden.
Problema de sedes y de fechas
Finalmente está el escalón de los Campeonatos de España,
donde este año no sólo hay un problema de sedes, sino de fechas, aunque sabemos que
por lo menos en este caso se barajan varias opciones. Si existiese esa
Comisión de Pista y un Plan Nacional de Velódromos se solucionaría definitivamente
el problema de las sedes, con una rotación en los distintos niveles… aunque
ello supusiera tener que asumir directamente algunos costes. Lo único que
parece seguro es el Nacional junior y cadete en Semana Santa, que siempre me ha
parecido una excelente idea. Pero aún sin sede.
Pero el Nacional de ómnium y madison que se ha disputado
estos últimos años en invierno en Mallorca, bajo el amparo del GP Toni Cerdá, no parece probable que tenga lugar
en esas fechas, y no sólo porque el calendario internacional esté muy
cargado. Parece que la idea que se baraja es retrasarlo… cuando es sabido que,
cuanto más entrada esté la temporada, menor participación se dará cita. En estas circunstancias, pensar en una 'protección' para los Campeonatos de España como siempre se hareclamado es una utopía.
En cuanto al Nacional élite, la opción de que se dispute
seis meses antes del Mundial nos llevaría a tener que programarlo antes del 15
de junio, en unas fechas verdaderamente aberrantes a nivel de presencia de
corredores… o a posponerlo a final de temporada, que parece una decisión más
lógica: los puntos no se contemplarían para este Mundial, pero podrían
sumarse los de este año 2022, por lo que los ciclistas no quedarían
desamparados en este aspecto, como estuvieron a punto de quedar este año.
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