Y en el caso de la pista, la integración va a ser casi
inmediata, ya que los SuperMundiales de Glasgow, en 2023, van a tener las competiciones de pista adaptada y absoluta en unas mismas fechas y
escenario, el velódromo Sir Chris Hoy entre el 3 y el 9 de agosto.
Con ello se da un paso, casi el definitivo, en pro de la
inclusión, y obviamente desde la filosofía del deporte todo el mundo
tiene que estar de acuerdo con esta integración. Además, el deporte
adaptado, en general, y el paraciclismo, en particular, han llegado a unos
niveles de profesionalidad e incluso, de profesionalización que no tiene nada
que envidiar al absoluto. La única diferencia puede radicar en el tipo de
pruebas, ya que las paraciclistas son en su mayor medida cronometradas, con
menos alicientes que las de grupo, sobre todo cuando hay hasta diez
categorías de bicicletas distintas según la discapacidad y que deben repetir
persecuciones y kilómetros, lo que puede suponer un mayor cansancio para los
espectadores, acostumbrados a la variedad y alternancia del programa
convencional.
Sin embargo, la integración va a suponer una serie de
cambios que pueden generar una algunas circunstancias negativas, que hay
que prever desde ya para que este ensayo de Glasgow sea un paso hacia el futuro
y no una barrera insoslayable. Y es que el problema no es de nivel, sino de
volumen. Para entendernos, muy parecido a que se juntasen un Mundial élite
y uno junior, algo que, por cierto, sucederá en los SuperMundiales de Alta
Saboya 2027, donde coincidirán absolutos élite, juniors y paraciclistas.
Razón de más para no dejar cabos sueltos en Glasgow.
Aumento de días de competición... y de gasto de estancia
Las estructuras del paraciclismo no tienen nada que envidiar al ciclismo absoluto. Foto: Fed. Española |
En segundo lugar, las estructuras de ciclismo absoluto y
paraciclismo son diferentes en la mayoría de los países, lo que en la
práctica supone dos selecciones nacionales distintas, con su material y sus
necesidades diferenciadas. Entre ellas, el disponer de su propio espacio. Y
si ya en un evento de gran nivel la pelousse está atestada, con una
participación mayor al confluir los dos grupos, los problemas van a ser
acuciantes. Y en cuanto a las selecciones de menor nivel, que comparten
material (ruedas, rodillos, mesas de masaje…), está claro los problemas que
pueden surgir al coincidir sus competiciones.
La pelousse, totalmente llena en el pasado Europeo de Anadia. Foto: UEC |
Posiblemente haya otros aspectos similares que se me hayan
pasado en este rápido repaso, aunque hay un último detalle que posiblemente
mucha gente desconozca y que también convendría resolver: los paraciclistas
tienen que pagar una tasa de inscripción por competir en un Mundial,
abonada por sus Federaciones. Suponemos que la integración acabará
definitivamente con esta desigualdad si estamos hablando de un mismo deporte de
competición.
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