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En el podio de la eliminación. Foto: UCI Track |
Cuando se proclamaba primera
campeona de Europa de la historia en madison aún no había cumplido los veinte
años, y cuando inauguraba el palmarés mundial de esta disciplina algunos
meses después, apenas los había estrenado. Arropada en ambos triunfos por
Julien D’Hoore, Lotte Kopecky -con y, aunque muchas veces se me escape la i
latina al escribir su apellido- conseguía la reválida en 2021, cuando en los
Juegos Olímpicos fue protagonista del ómnium y remataba un Mundial
fantástico, con la plata en esta disciplina y en eliminación, y su primer oro
individual, tras una exhibición en puntuación.
En este 2022, aún con 26 años,
su crecimiento ha sido espectacular. En carretera, con los colores del SD
Worx, se llevaba ni más ni menos que la Strade Bianche y la Ronde Van
Vlaanderen, y con los de su selección belga, la plata en el Mundial de
Wollongong que pudo ser perfectamente un oro si Annemiek Van Vleuten no
hubiera mostrado en esos metros finales su talla e inteligencia como corredora.
Pero la de Rumst, una pequeña
localidad a medio camino entre Bruselas y Amberes, es una de esas corredoras
plenamente comprometidas con la pista, aunque todavía le quede la amargura de
no haber podido clasificar a la cuarteta femenina para Tokio por sólo un
puesto… y desde entonces han abandonado el sueño de la persecución aunque
aparte de ser muy rápida, es una excelente rodadora.
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Celebrando con el seleccionador De Ketele el éxito en la madison. Foto: Belgian Cycling |
Del Europeo de Múnich se iba
con dos medallas de oro, en puntuación y eliminación, y en este Mundial se
ha plantado con dos ‘arco iris’ más, de nuevo eliminación y reinventándose
en la madison con una nueva y joven compañera, Shari Bossuyt. El ómnium lo
corrió un poco obligada -por la conmoción cerebral de su compañera sufrida
algunas semanas antes-, para terminar sexta y en la puntuación volvió a ser
protagonista ayer, pero sin poder acceder al podio que encabezó en
2021…. porque ya empieza a ser ese referente, esa rueda a vigilar.
“Si todos me miran es difícil.
Para ganar, debería haber estado súper, pero no lo estaba. Era mi cuarta
carrera consecutiva
, había dormido mal y además, me despertaron temprano (a
las 7:30 am) para un control de dopaje”, explicaba en Het Nieuwsblad,
quien pese a todo comentaba que “
voy a casa con dos camisetas arcoíris, que es
más de lo que esperaba”, dice. “Este es un buen final de temporada”, comentando
también que se había ganado un gin-tonic.
En el mundillo del ciclismo femenino hay corredoras a su
mismo nivel, tanto en carretera como en pista, pero ninguna como ella capaz
de compaginar las dos disciplinas, demostrando eso que aún a tantas
personas les ‘duele’, la compatibilidad de carretera y pista. Pero aparte de
ello, me quedo con una frase que leí a la belga no hace mucho tiempo: “Lo que los
chicos pueden hacer, yo también puedo hacerlo’”.
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