Para Fausto Coppi, que fue el pionero en muchos sentidos del ciclismo moderno, en aspectos como nutrición, entrenamiento o masajes, el récord de la hora, que estableció un día como hoy hace ya ochenta años, fue precisamente todo lo contrario, tanto en su planificación como en su desarrollo. Aun así, consiguió el objetivo de batir el récord del francés Maurice Archambaud, que databa de 1937, aunque fuese por sólo 31 metros (45,848 a 45,817), y lo tuvo en su poder durante casi 14 años, hasta 1956, cuando un joven Jacques Anquetil, de 22 años, superó su plusmarca.
Una de las escasas fotos del récord de la hora de Coppi. Wikimedia Commons |
Finalmente llegó el día, el 7 de noviembre de 1942, una jornada
soleada, aunque amaneció con niebla, y sin viento. Es radicalmente falso que
Coppi batiera su récord bajo las bombas que estaban cayendo en ese momento
sobre Milán. De hecho, se decidió por comenzar a las dos de la tarde porque
a esa hora eran infrecuentes los bombardeos de la RAF, y menos probables aún
por la niebla matinal, que sí se habían producido incluso la noche anterior: no
habían dañado la pista, aunque sí la cubierta del Vigorelli. De hecho, se
procuró dejar despejados los accesos a la pista por si se producía el
bombardeo.
Una imagen de Coppi, en el Tour., diez años después Foto: Wikimedia Commons Di J.D. Noske (Anefo) - Dutch National Archives, The Hague |
Las últimas vueltas fueron un suplicio para Coppi,
alternando momentos en los que superaba al galo con otros en los que volvía
a ir por debajo, aunque al final lograse el objetivo. Los parciales mostraban
tanta oscilación que incluso alguno puso en duda que fueran verídicos.
No obstante, la UCI reconoció su validez algunos años después, en 1947, cuando
la contienda ya había terminado, no sin bastante controversia ya que muchos
de los testigos, incluyendo al cronometrador, habían fallecido.
Los que no pusieron en duda la plusmarca de Coppi
fueron los gobernantes italianos, sino que además se encargaron de magnificar la gesta
de un ciclista que no comulgaba precisamente con el régimen fascista, hablando
de ‘la superioridad de la raza italiana’, cuando la verdadera causa fue la
determinación del ‘campionissimo’ de Castellania, que poco tiempo después era
movilizado al Norte de África, y confinado finalmente en un campo de prisioneros de
guerra. Todo ello no afectaría su magnífica carrera en los años posteriores,
cuando ganó dos Tours de Francia, cuatro Giros de Italia y un Mundial,
entre otras muchas pruebas… aunque no un nuevo récord de la hora. Dice
Fotherigham en su libro que en los últimos años de su carrera Coppi se lo
planteó, pero entonces sus condiciones ya no eran las mejores y la nueva
generación de especialistas como Anquetil, Ercole Baldini o Roger Rivière
estaban ya preparados para imponer su ley… de la hora.
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